La juez de Valdemoro, María Verónica Caravantes, negó ayer que el confidente Rafá Zuher haya sido presionado por agentes de la Guardia Civil como él mismo denunció ante el Ministerio del Interior y en la prensa.

La magistrada sostiene que la "farragosa" declaración realizada por el confidente policial deja claro que los guardias civiles que le visitaron en la cárcel en el mes de abril no le presionaron ni le amenazaron. Por ello, asegura que los agentes no vertieron expresiones o se comportaron de forma que "pudieran llevar a Zuher a pensar que su vida o su integridad física o psíquica se encontraran en peligro".

Es cierto que durante esos encuentros le dijeron que si no colaboraba "se iba a comer los 200 muertos". Pero esa expresión "no puede entenderse como una amenaza", según la juez. La magistrada también califica las cartas remitidas por el confidente a la prensa como "un desahogo".