El primer mosso d'esquadra que ha acudido al lugar del suceso del Raval que concluyó con la muerte de Juan Andrés Benítez ha declarado este miércoles ante la jueza que instruye el caso que los gritos lanzados por este vecino mientras era detenido y golpeado eran "de rabia, no de dolor".

Este agente, que también fue el primero de los ocho mossos imputados que ha prestado declaración en el juzgado de instrucción, ha explicado que el día de autos, el pasado 5 de octubre, llegó con una compañera a la calle de la Aurora del Raval, donde vio a dos personas que se daban empujones. Eran Benítez y otro vecino, de nacionalidad marroquí.

Una vez logró separarlos --ha contado el mosso--, Benítez hizo ademán de dirigirse a su domicilio, muy cerca del lugar de la reyerta, pero la mossa que le acompañaba le recordó que debían pedirle la identificación. En aquel momento --ha seguido relatando el mosso--, se volvió contra la agente, a quien agarró del cabello. El declarante ha dicho que no apreció ningún mordisco a nadie en ningún momento, en contra de lo afirmado por algunos testigos del suceso. Ante la agresión, quisieron detenerle, pero les costó reducirlo.

La jueza ha mostrado al agente los vídeos grabados por los vecinos del Raval. En las imágenes se observa que el mosso que ha declarado esta mañana es quien le propina rodillazos a Benítez. En el juzgado, el agente ha argumentado que se trata de golpes de distracción previstos en los protocolos policiales y que se propinan para obligar a juntar las piernas al detenido y poderlas así embridar. Sobre los gritos que se pueden oir en los vídeos, el mosso ha asegurado: "Eran de rabia, no de dolor".

Rodeados de compañeros en desfile

La declaración del primer mosso ha durado cerca de dos horas. Ha empezado a las nueve y media de la mañana. Ha llegado esta mañana a la Ciutat de la Justícia con otros tres imputados y casi medio centenar de compañeros del cuerpo que los rodearon para evitar que los fotoperiodistas y cámaras de televisión pudieran identificarlos. Se trata de una práctica corporativista habitual entre los policías que se ven inmersos en procesos judiciales. En esta ocasión, sin embargo, los acompañantes han protagonizado una entrada en la sede judicial que se antojaba un desfile paramilitar.

Todos los agentes, vestidos de paisano, con gafas de sol, encapuchados o con pasamontañas, han acompañado a cada uno de los mossos que se dirigían a declarar ante la jueza Eva Moltó desde la entrada de la Ciutat de la Justícia hasta la sala del juzgado. Iban en un grupo cerrado, marcando el paso y en silencio. Llevaban a uno de los imputados hasta el lugar donde se le tomaba declaración y recogían al agente que salía de hablar con la jueza.

A lo largo de la mañana está previsto que declaren cuatro mossos y, por la tarde, los otros cuatro agentes imputados.