Apenas 150 personas se manifestaron ayer en Tarragona convocadas por el partido ultraderechista Alianza Nacional (AN) para conmemorar el Día de la Hispanidad. Los organizadores se negaron a considerar un fracaso la baja afluencia de participantes, teniendo en cuenta que se trataba de un acto de carácter estatal. El secretario de prensa de AN, Martín Vargas, solo acertó a poner dos excusas a la poca presencia de seguidores: la lluvia intermitente y la falta de medios. "Nosotros no somos como el PSOE o el PP, que fletan gratis autobuses para manifestarse", argumentó.

Lo cierto es que a escasos 300 metros de la plaza de la Imperial Tarraco, donde se concentraban los neonazis, se concentraron unos 400 independentistas y activistas antisistema que coreaban consignas contra AN. Un dispositivo de seguridad, constituido por 120 miembros del Cuerpo Nacional de Policía y 20 agentes de la Guardia Urbana de Tarragona, impidió que se produjeran incidentes.

No en vano, el concejal de seguridad ciudadana, Carles Castillo (PSC), comentó que se había dispuesto "el mayor operativo policial de los últimos años en la ciudad". El alcalde, el socialista Josep Fèlix Ballesteros, se congratuló de que no se hubieran producido enfrentamientos, que era el objetivo del despliegue.

Alianza Nacional dio instrucciones para que no se incumpliera la ley. Miembros del servicio del orden impidieron que se sumara a la marcha un hombre que llevaba una bandera española con el águila franquista y otra persona con una camiseta en la que aparecía un símbolo anticonstitucional. Un representante de las juventudes del partido, Enrique Bas, instó a los suyos a ir a comer fuera de Tarragona. "No queremos provocar a nadie. Su odio nos hace fuertes", gritó Bas, en alusión a los antisistema.