Pasqual Maragall y José Montilla cerraron ayer filas para responder, con toda la munición, al envite planteado por CiU y el PP al querellarse y presentar una moción de censura, respectivamente, contra el presidente de la Generalitat de Cataluña. Maragall no dudó en proclamar que el Gobierno tripartito se enfrenta a "una ofensiva en toda regla" protagonizada por la derecha catalana y española. Una ofensiva que, aseguró, persigue un único objetivo: "Hacer caer al Gobierno o erosionarle al máximo".

La reunión que el consejo nacional del PSC celebró ayer en Barcelona sirvió para que los socialistas catalanes escenificaran, al menos de puertas afuera, que la tormenta política del 3% no ha resquebrajado su unidad interna. Maragall fue ovacionado, pero ello no evitó que durante su discurso hiciera sucesivas apelaciones a los socialistas a depositar toda su "confianza" en él, como también en sus socios en la Generalitat --ERC e ICV--, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y en "las relaciones" de éste con el Gobierno que él preside. Todo, para dejar una cosa clara: que, en esta ocasión, el tripartito "no se tambaleará".

Ante los consejeros de su partido, Maragall insinuó que la situación actual guarda cierto paralelismo con la historia española de hace seis décadas: "Es la derecha contra la izquierda. Casi iba a decir, como siempre en este país, pero no es como siempre. Es diferente, porque en este caso, y a diferencia de lo que sucedió en otros momentos de nuestra historia, la izquierda tiene la fuerza, tiene el arraigo, tiene los medios y los argumentos para gobernar este país muchos años. Tranquilos, lo haremos".

Posteriormente, en la celebración del 40º aniversario de Comisiones Obreras de Cataluña, Maragall insistió en el argumento: "Antes la derecha española, cuando las izquierdas mandaban, ¿qué hicieron? Una guerra civil. Cuando ahora mandan las izquierdas en Cataluña, que somos más moderados, ¿qué hace la derecha? Pone querellas y mociones de censura. Estamos más civilizados que antes".

AL DICTADO DE GENOVA Si el viernes, Maragall distinguió entre la "legítima" moción de censura del PP y el "hecho gravísimo" de la querella de CiU, ayer metió a Josep Piqué y Artur Mas en el mismo saco. Aunque vio en sus "ofensivas" motivaciones distintas: Piqué, interpretó, actúa al dictado del PP de Madrid, que desea "devolver la pelota del Prestige al Gobierno de Zapatero" promoviendo una crisis en Cataluña a cuenta del Carmel.

La federación nacionalista, continuó, tiene en cambio "la necesidad impulsiva de revancha contra lo que considera una usurpación del orden natural político de Cataluña", tras haber quedado en la oposición.

Por su parte, el expresidente catalán Jordi Pujol rompió ayer su retiro político para arremeter contra Maragall, de quien dijo que no merece el cargo, y para avalar la vía judicial emprendida por CiU. "Quiero que quede muy claro que personalmente comparto todas las decisiones que ha tomado estos días CiU".

Pujol quiso incomodar al PSC diciendo que tres "importantes" dirigentes del PSOE le han adelantado por teléfono que el PSOE no avalará el Estatuto catalán tal como se está redactando.

El presidente del PP catalán, Josep Piqué, quiso dejar claro que la polémica de las comisiones del 3% es "entre catalanes" y que, por tanto, se tiene que resolver en Cataluña, aunque tenga repercusiones en España.