Dos capitanes de enfermería, que acompañaron a los generales Vicente Navarro y Juan Antonio Beltrán a Trebisonda (Turquía) para repatriar los cadáveres de los 62 militares españoles muertos en el accidente del Yak-42, desmintieron ayer ante la juez Teresa Palacios la versión de Navarro de que las autoridades turcas pusieron dificultades para identificar los cuerpos. Navarro y Beltrán fueron cesados por José Bono cuando fue nombrado ministro de Defensa, y son los dos principales imputados en la causa penal.

Las autoridades turcas no pusieron "pegas" para la identificación de los cadáveres. Así lo reconoció el capitán Antonio González. Lo que pasó fue que no llevaban las fichas con las fotografías de los fallecidos ni el material necesario para realizar las identificaciones, aseguraron los capitanes González y Couceiro en su comparecencia.