TUtn periodista preguntó a un Mijail Gorvachov ya retirado cuál había sido la mayor contribución que había hecho a su país y al mundo. El hombre que protagonizó el desmantelamiento de la URSS, que inició el camino, todavía inacabado, hacia la democratización de Rusia y que puso fin a la Guerra Fría, dijo: "Me siento satisfecho de que cuando me fui del poder en Rusia la vida humana tenía más valor que cuando entré". El valor de la vida humana, nada menos. ¿Alguno de nuestros candidatos lleva algo sobre el valor de la vida humana en su programa? Tal vez por ello, porque hay cosas --cosas muy importantes--, que tenemos resueltas en nuestro país, cabría invitar a nuestros candidatos, y de paso a nosotros los votantes, a sosegarnos. Hay algunos que nos piden el voto con tanta vehemencia que el sonido de fondo de su discurso se confunde con el de la sirena de las emergencias, como si de dárselo o no dependiera nuestra vida. Y no. No depende nuestra vida de a qué partido apoyamos ni nuestro voto viaja en UVI móvil. Eso no quiere decir que olvidemos --todo lo contrario, hay que tenerlo bien presente-- que en nuestro país no hace nada de tiempo la vida humana cotizaba a la baja según para quiénes. ¿O por qué creen que se robaban niños en los hospitales, que se vendían, que se les daba a las madres un ataúd de piedras? Porque había gente a la que se le había dado el derecho a creer que la vida de los desvalidos valía menos que la suya. Pero eso ya pasó. Y que pasara ha sido obra nuestra y de nuestros políticos. Los programas plantean ideas distintas sobre asuntos importantes, lógico, pero palabras mayores como la vida humana está a salvo, así que sobran salvadores. No empujen. Apaguen ya la sirena de las emergencias que no dejan pensar el voto.