Ambas representan los dos perfiles que nutren al partido: una lleva en política toda la vida y ha habitado en diversas formaciones (estuvo en el PP y fundó sus propias siglas, Unión del Pueblo Extremeño); la otra, «una profesional liberal que procede de la sociedad civil», tal y como lo definen (apenas lleva año y medio como militante). Se conocieron en la campaña andaluza, donde fueron a celebrar los resultados electorales de sus compañeros. María Victoria Domínguez (nacida en Valdeobispo) y María José Calderón (natural de Don Benito) son las aspirantes de Ciudadanos en primera línea, por Cáceres y Badajoz respectivamente, para obtener asiento en el Congreso de los Diputados.

Nunca este partido ha logrado escaño por la región, pero esta vez Domínguez tiene claro que lo conseguirá porque «ya todo el mundo conoce a Albert Rivera y a Inés Arrimadas». De no ser así, saldría de la política activa en las instituciones tras haber sido la única diputada de Ciudadanos en la Asamblea de Extremadura. De hecho, hasta último momento no se descartó la posibilidad de que peleara, de nuevo, como candidata a presidenta de la comunidad. Ahora asegura que fue «una decisión personal» apartarse de esa carrera y que sigue cómoda en el partido. De hecho, lanza: «Yo paso de un sitio a otro sin problema».

Calderón explica que para ella «la gota que colmó el vaso fue el 1 de octubre». Por eso se decidió a entrar en Ciudadanos.

Cataluña

La sombra de aquella jornada sigue siendo alargada y saben que ayuda a sumar votos. Cuando se les pregunta que si es perjudicial que aquí se hable más de lo que pasa en Cataluña que de los problemas propios, Domínguez contesta orgullosa: «Fui yo la que trajo el debate del artículo 155 a la Asamblea regional». «Lo que ha dañado a Extremadura -continúa- es el continuo chantaje que los independentistas han hecho a los españoles. Cuando el PP y el PSOE no sacaban mayoría absoluta, venían los de la chequera a que les pusieran ceros. Y eso lógicamente perjudica a la solidaridad del resto de regiones».

¿Todos los problemas de Extremadura vienen de Cataluña? «No, no se le puede culpar del paro, de la falta de infraestructuras ni de la ausencia de industrialización. Eso es debido a la mala gestión de los cuatro años del PP y de los 29 años del PSOE», expresan.

Si se les plantea qué papel juegan en la catalonofobia que se ha instalado en cierta parte de la sociedad (como ejemplo, el boicot que se hizo a los productos catalanes), Calderón reconoce muy tímidamente cierta responsabilidad, aunque subraya: «La gente está harta y tiene impulsos que le salen de las tripas».

En este contexto acusan a Pedro Sánchez de pactar una moción de censura con separatistas y nacionalistas, aunque a la vez consideran que esta acción era «legítima y hasta necesaria».

Las acusaciones al líder de los socialistas son abundantes en la formación naranja. Y ambas candidatas siguen la misma línea que a nivel nacional: «Ciudadanos no quiere cuentas con el PSOE porque ha rozado la inconstitucionalidad. Ciudadanos ha tendido la mano a Casado».

¿Y si resulta que finalmente hay un pacto de Gobierno PSOE-Cs? «Esa no es nuestra decisión», se limitan a contestar casi a dúo.

La ideología

Para definir su ideología justifican que en España no hay cultura de partidos de centro. Y que ellas forman parte de uno que sí lo es. El argumento, lo vivido en Andalucía como ejemplo de «responsabilidad política»: primero permitieron la gobernabilidad del PSOE y ahora están en el Ejecutivo andaluz con el PP (pero también con Vox, con el que niegan que firmaran nada).

¿Qué les diferencia de los populares? «Creemos en todo tipo de familias, incluida hasta la gestación subrogada», destacan como uno de los principales puntos. «No nos asustan ciertos debates como a ellos, que son un partido conservador y no liberal», incide Domínguez. «Nosotros abrimos el paraguas de los derechos a todos los modelos, el PP se pone de perfil. Recurrieron la ley del matrimonio homosexual, no te digo más», apostilla Calderón.

Y se abre la polémica: «¿Por qué una mujer que ha padecido cáncer no puede tener hijos en su país por gestación subrogada? Nosotros lo planteamos porque somos un partido moderno», dice Domínguez. Cuando se les plantea que si creen que hay mujeres que libremente están dispuestas a prestar su cuerpo para esta práctica, no hay respuesta. Solo insisten en que es un proceso al que se debe dar seguridad jurídica porque «hay españolas que deben irse al extranjero».

¿Seguridad jurídica a costa de...? ¿Se miden las consecuencias? «Ese es otro debate. Hablamos de una gestación subrogada altruista. No sabemos en qué medida va a ser, no debe asustar», defiende Domínguez. Y compara el proceso con las fecundaciones in vitro, como si fuera un avance similar.

¿Que si en esa propuesta de Ciudadanos estaría incluirla como un servicio más de la cartera de la Seguridad Social (se trata de un procedimiento muy costoso)? Tampoco hay una contestación concreta: «Ya veremos cómo se desarrolla la ley».