El escrutinio de los votos de los españoles residentes en el extranjero concedió ayer de forma provisional al PP un escaño más en la circunscripción de Barcelona en detrimento de CiU, a la espera de que hoy se proceda a un recuento de las actas impugnadas. Por el contrario, los populares no podrán sumar otro diputado en Vizcaya, donde el escrutinio del voto emigrante confirmó el cuarto representante del PSE en la provincia.

Tras el 9-M, CiU arrebató al PP ya en la madrugada del lunes un diputado en Barcelona por solo 71 papeletas. El escrutinio de los votos extranjeros fue tan reñido que el PP logró imponerse por una diferencia de tan solo 238 votos: 3.927 para el PP y 3.689 para la federación nacionalista.

De confirmarse este resultado, el número seis en la lista del PP por Barcelona, Antonio Gallego, concejal en el Ayuntamiento de El Prat del Llobregat, sería diputado al Congreso, sacando del hemiciclo al número siete de la lista de CiU por Barcelona, el democristiano Manel Silva. Así, el PP catalán llegaría a los ocho diputados y ganaría dos respecto a los comicios del 2004, justo el objetivo mínimo que se marcó en la campaña, mientras que CiU se quedaría en 10 escaños, igualando el segundo peor resultado de la federación en unas elecciones legislativas.

El cómputo del Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) tuvo lugar en un hotel de Barcelona desde primera hora de la mañana y bajo la supervisión de asesores y representantes de los partidos catalanes que se disputaban el asiento.

EL PSE SE MANTIENE Peor suerte corrieron los populares en el País Vasco en el recuento del voto emigrante. El PSE conservó a Josu Montalbán como su cuarto diputado por Vizcaya (el noveno en Euskadi) tras este escrutinio. Partía con una ventaja de 581 apoyos sobre la candidata del PP, Marisa Arrue, pero con el inconveniente de que nunca el CERA le había granjeado al PSE una primera posición.

Sin embargo, esta vez todo cambió. Los interventores socialistas reconocían a primera hora de la mañana que necesitarían "doblar" al PP para quedarse con el escaño que ganaron el domingo al escrutarse el 95% del censo. La apertura de los sobres comenzó a alimentar su expectativa y pasadas las dos de la tarde lo creyeron posible. Desde Alava y desde Guipúzcoa les informaban que se había duplicado e incluso triplicado al voto popular. Finalmente, y cerca ya de las cuatro de la tarde, el recuento provisional daba 2.624 votos al PSE y 1.312 al PP.

La satisfacción de los interventores socialistas contrastó con la preocupación de los del PNV, que también vieron cómo el voto llegado de Latinoamérica y Europa descendía notablemente.

ANTES DEL ATENTADO Dirigentes del PSE que siguieron de cerca el escrutinio dieron especial valor al resultado como demostración de una tendencia clara al alza de su partido, independientemente del impacto emocional que el asesinato del exedil de Arrasate Isaías Carrasco hubiera podido provocar en el electorado. Los votos extranjeros se habían emitido días antes de que ETA tirotease a Carrasco a las puertas de su domicilio.

Miembros del PNV presentes en el recuento admitían también la relevancia de este dato como indicativo de una decisión anterior a que la banda terrorista interfiriese en la campaña de las elecciones generales.