El Partido Popular goza de una economía muy saneada. Sus finanzas sólo presentaban hasta el 2002 una deuda bancaria de 6,4 millones de euros (1.064 millones de pesetas), muy inferior a la de otros partidos. La buena salud de las cuentas del PP responde, en buena medida, a que dispone de una generosa fuente de financiación a través de los donativos, muchos de carácter anónimo. Desde que llegó al poder en 1996, el partido duplicó con creces sus ingresos por estas aportaciones, que le han proporcionado 18,3 millones de euros (3.044 millones de pesetas) en siete años.

Los sucesivos informes de fiscalización del Tribunal de Cuentas revelan que el PP no tiene problemas para obtener recursos cuando la ocasión lo requiere. Desde que nació como una refundación de Alianza Popular (AP), en 1989, el PP ha obtenido importantes sumas gracias a la contribución de militantes, de simpatizantes o, simplemente, de personas adineradas deseosas de ayudarle. El volumen de estas ayudas fue aumentando a medida que José María Aznar se encaminaba hacia la Moncloa, y se disparó tras llegar al Gobierno.

HACIA EL PODER En 1990 Aznar heredó un partido dividido y sin apenas expectativas de poder. Pero el desgaste del PSOE, causado por el estallido de un escándalo de financiación irregular como el caso Filesa, permitió que el líder del PP afrontara las elecciones generales de 1993 con serias esperanzas de arrebatar la presidencia a Felipe González. La expectativa de poder de la derecha se tradujo de inmediato en la cuenta de resultados del PP, que en 1993 recibió donativos por valor de 2,1 millones de euros, seis veces más que el año anterior y casi tanto como la suma de los cuatro ejercicios anteriores.

En total, hasta 1995, en puertas de su victoria electoral, el PP recaudó a través de aportaciones, nominales y anónimas, 7,3 millones de euros, una cifra nada desdeñable en la primera mitad de los años 90. Pero lo mejor aún estaba por llegar. El año siguiente, reavivada la expectativa de poder y sobre todo tras la conquista de la Moncloa, las donaciones al PP aumentaron un 50% respecto al año anterior, rozando los 2,5 millones. A partir de ese momento, la suma de donativos osciló cada año en función de la proximidad de elecciones, como las generales del 2000, año en que el partido rozó los tres millones de euros. En sus siete primeros años en el Gobierno, desde 1996 hasta el 2002 --último ejercicio fiscalizado--, el partido recaudó más de 18 millones, un 150% más que en sus siete años en la oposición.

OPACIDAD Hasta hace unos años, el Tribunal de Cuentas no consignaba de forma fehaciente qué parte de los donativos recibidos era nominal y cuál anónimo. Empezó a hacerlo en el ejercicio del 1999, y a partir de entonces siempre recuerda que, al ignorar la identidad de los donantes, le resulta imposible comprobar si se ha contravenido la ley de financiación de los partidos, que les impide recibir una aportación superior a 60.000 euros de una misma persona o entidad.

Los informes de los últimos cuatro años auditados por este tribunal demuestran que el PP ha ido recurriendo cada vez más a las donaciones anónimas. De los 12,2 millones que ha recaudado por este concepto desde 1999, el 75% son opacos. Este montante explica que, al menos hasta ahora, el PP haya rechazado reformar la ley de financiación de los partidos.