La izquierda aberzale logró reunir ayer a varios miles de personas en Bilbao, en una manifestación fuertemente vigilada por la Ertzaintza y a la que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska había marcado unos estrictos límites. Todos los asistentes, los convocantes y el orador que cerró el acto cumplieron escrupulosamente las exigencias marcadas y la protesta se desarrolló sin incidentes.

MUSCULO BAJO LA LLUVIA Pese a que en los últimos meses se había percibido un descenso de participación en las marchas convocadas por la izquierda aberzale, ayer logró exhibir músculo bajo una intensa lluvia, como también lo hizo la semana pasada en San Sebastián.

Marlaska había ordenado al Departamento de Interior vasco que preguntara a los convocantes de la movilización quién iba a cerrar el acto. Así lo hizo el jueves, para aclarar que ningún miembro de ANV subiría al estrado. Y por si había dudas, minutos antes de que arrancara el acto varios agentes de la Ertzaintza volvieron a recordar las normas: no podía hablar más que la persona previamente identificada, Iker Urigen, que lo hizo "como ciudadano" y representante de las comparsas.

Para apoyar las advertencias, seis dotaciones de la policía autonómica custodiaron el itinerario, apoyadas por un helicóptero y varias patrullas de la Guardia Municipal. Todas las exigencias que había impuesto Marlaska se cumplieron, lo que permitió al Departamento de Interior vasco, dirigido por Javier Balza, sacar pecho y considerar "un acierto" haber permitido la marcha. Balza también criticó al PP por haber pedido su prohibición contra el criterio de la Audiencia Nacional.

Una enorme ikurriña portada por representantes de las comparsas festivas abría la marcha. Tras ellos se abría paso la pancarta, con un lema contra el estado de excepción y en favor de la autodeterminación de Euskadi, que era portada por los convocantes, así como por la representante de ANV Arantza Urkaregi y el veterano dirigente Tasio Erkizia. Desde las escalinatas del Ayuntamiento de Bilbao, Iker Urigen arremetió contra el Gobierno, al que otorgó "la medalla de oro en la represión, la tortura y el encarcelamiento de representantes políticos".

DISCREPANCIAS El portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, admitió ayer que las discrepancias entre su partido y el PSOE en torno a la ley de consulta dificultan los acuerdos parlamentarios, pero precisó que la complicada coyuntura reclama "responsabilidad". Aunque se mostró dispuesto a "buscar pactos" con los socialistas, los limitó al ámbito económico y con la condición de "conocer" previamente el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado.