La aproximación de las fuerzas políticas vascas para preparar el día siguiente del final de ETA es ya una realidad. Lo prueba el hecho de que, por primera vez, un texto del PNV sobre paz y normalización política en Euskadi ha sido recibido sin más rechazo que el ya tradicional del PP. Los socialistas (PSE) y Batasuna han dado un margen de confianza a la propuesta sin descalificarla.

El líder del PSE, Patxi López, se felicitó ayer de que la iniciativa del PNV reconozca la necesidad de consenso y defienda que el pacto deberá contar con un respaldo mayor que el obtenido por el Estatuto de Gernika, en 1979.

"Hay avances en la propuesta y son los que asumen planteamientos que siempre ha defendido el PSE", afirmó. López censuró que el PNV anuncie que llevará a la mesa de partidos elementos claves del plan Ibarretxe, como el derecho de autodeterminación o la Euskadi de los siete territorios (País Vasco, Navarra y el País Vasco francés). "Los planteamientos del plan no son para buscar el consenso", avisó.

ANALISIS Batasuna, por su lado, optó por la prudencia. El propio portavoz de la coalición ilegalizada, Arnaldo Otegi, confirmó a última hora del sábado que la ejecutiva analizará "con detalle" el texto del PNV antes de dar una opinión oficial esta semana. El diario Gara, afín a Batasuna, sí valoró el documento en su editorial de ayer, resumiéndolo como "de claroscuros".

Estas reacciones contrastaron con la contundente crítica del PP vasco, que reniega de sumarse al foro. Su presidenta, María San Gil, acusó al PNV de plantear "la rendición" ante ETA. Con un lenguaje incendiario ante la rama juvenil de su partido, reunida en Vitoria, sentenció que el PNV "pone al país al servicio de una banda de asesinos".

El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, aprovechó el acto de homenaje a los gudaris (soldados vascos en la guerra civil) para reiterar el apoyo a un acuerdo "integrador".