La gota que colmó el vaso de la paciencia de la dirección del PP se vertió el martes cuando la ausencia de seis parlamentarios hizo que los populares perdieran un punto de la moción destinada a la reactivación del sector de la automoción. No ha sido el único caso y no es un mal exclusivo del PP. El PSOE, con una frágil mayoría, tampoco se puede permitir las ausencias. Por eso, ambos partidos han endurecido el control de asistencia de sus diputados.

El PSOE temía en el último pleno que el distanciamiento del PNV tras las elecciones vascas, unido a las incógnita que en muchas ocasiones representa CiU, le dejaran solo en varias iniciativas, situación que no se produjo.

Ante el variable panorama parlamentario que se vislumbra y ante la evidencia de que tanto PSOE como PP se verán obligados a negociar cada iniciativa hasta el final, ambos partidos han decidido poner los medios para que las votaciones no les den la espalda.

AUSENCIAS Hay sonados precedentes de ausencias que ilustran hasta qué extremo resulta fundamental la presencia de un diputado. Por ejemplo, el caso de la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial en el 2004 que salió adelante tras un tormentoso proceso. 18 socialistas estaban ausentes y el Gobierno no consiguió a la primera la mayoría necesaria.