El presidente del PP y candidato a repetir en el cargo, Mariano Rajoy, no quiere que le acusen de hacer oídos sordos a las críticas. Por eso, ha iniciado una ronda de contactos con aquellos miembros del partido que se han manifestado contrarios a su gestión tras la derrota del 9-M.

Ayer le tocó el turno a su portavoz de Exteriores en el Congreso, Gustavo de Arístegui, que había solicitado esta cita. Rajoy le recibió en su despacho de la sede central de los populares y le escuchó. Durante una hora y cuarto. Según relató el propio Arístegui, el tono de la conversación fue "cordial y amigable", dado que su jefe no le hizo "ningún reproche" por haber cuestionado su estrategia en los medios de comunicación. Pero él aprovechó para dejarle claras sus demandas.

Así, el portavoz de Exteriores explicó que le dijo a Rajoy que sus quejas públicas terminarían si él, por su lado, se comprometía a cumplir con cinco peticiones. A saber: Mayor democracia interna "en tiempos de derrota"; asunción del compromiso de que hay que celebrar congreso del partido cada tres años; anuncio inmediato del nuevo equipo de dirección; garantías de "calidad" en la elección del mismo y reconocimiento de una gestión "deficitaria" de la crisis derivada de la redacción del documento político del PP. O lo que es lo mismo, de la que se ha saldado con amenazas de dimisión por parte de la presidenta del PP vasco, María San Gil.

Rajoy y su entorno prefierieron guardar silencio sobre esta entrevista. Cuando se le preguntó a Arístegui qué fue lo que respondió el líder de los populares a sus solicitudes, este fue discreto. Afirmó que no hará nuevos comentarios "en las próximas 48 o 72 horas", porque permanece "expectante" y ambos quedaron en seguir hablando.

LOS PROXIMOS La próxima en verse con Rajoy será San Gil, que dice que ya no confía en él y que, el lunes, convocará a los populares vascos para poner fecha al congreso autonómico. No todos los que votarán esa propuesta están de acuerdo con la misma. Rajoy también desea reunirse con Jaime Mayor Oreja, el dirigente a los que algunos ven tras el paso dado por San Gil.