El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, irrumpió ayer en la sala de prensa de la Moncloa al filo de las ocho de la tarde tras haberse reunido con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. El jefe del Ejecutivo hizo una declaración institucional de ocho párrafos que leyó justo después de informar de los temas de los que había hablado con el mandatario. Sin esperar a las preguntas de los periodistas, en un gesto completamente inusual en una comparecencia con un dirigente extranjero, Rajoy hizo una pausa para explicar quería referirse a un tema de "actualidad" para dejar meridianamente "claro" que una consulta de autodeterminación en Cataluña "no se vea a celebrar" porque es "radicalmente contraria a la Constitución". El presidente recurrió a mensajes que ya ha lanzado en los últimos meses en el sentido de que el Gobierno "no puede ni está autorizado a negociar algo que es propiedad de todos los españoles". "Solo al conjunto de los españoles, titular único de la soberanía, le corresponde decir qué es España y cómo se organiza. Y nadie puede privarles de ese derecho", sentenció.

El presidente lamentó además que los partidos soberanistas catalanes hayan tomado un camino que en su opinión "fractura a la sociedad" y le genera incertidumbre y apeló a la "responsabilidad de Mas" para que finalmente este no consume su desafío "violentando las leyes". Rajoy afirmó que al presidente del Gobierno no le corresponde "hacer especulaciones" ni anunciar las vías legales a las que prevé acudir si el gobierno catalán finalmente decide convocar la consulta.

Use el Gobierno catalán el camino que use para abrir paso a las ansias soberanistas, el Ejecutivo prevé recurrir cualquier decisión al Tribunal Constitucional, para que sea este el que suspenda el hipotético referendo. A partir de ahí, el futuro es más incierto, pero algunos de los pesos pesados del Ejecutivo se muestran confiados en que Mas no vaya tan lejos como para desobedecer el mandato del alto tribunal y, por tanto, cuando los jueces se pronuncien, pliegue alas y haga bandera de que él ha llegado hasta donde ha podido para cumplir el mandato de los catalanes que apuestan por la independencia. El Ejecutivo no baraja volver a penalizar la convocatoria de un referendo ilegal o la posibilidad de suspender la autonomía catalana.