El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró el sábado en Valencia que no está dispuesto a disculparse por haber abierto un proceso de paz para intentar que ETA dejase de matar, al considerarlo su "obligación" como jefe del Ejecutivo. Ayer, desde Burgos, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, le dio la réplica. Enfatizó que sí debe pedir perdón, ya que, en su opinión, "mintió" a los ciudadanos una y otra vez durante la negociación con la banda.

"Ha mentido a los españoles cuando dijo que no estaba negociando con ETA y lo estaba haciendo; cuando dijo que había verificado el alto el fuego y no lo había verificado; cuando dijo que no hablaba de política y luego se demostró que hablaba; cuando dijo que suspendía las negociaciones tras el atentado de Barajas y seguía negociando, o cuando dijo que no tenía pruebas para ilegalizar a ANV y ahora lo hace por puro oportunismo", sentenció. Y hecho el resumen de las supuestas "mentiras" del socialismo, reclamó una disculpa al país por parte de "aquel que, siendo presidente, ha engañado como lo ha hecho".

JUNTO A PIZARRO Su demanda cosechó la ovación de los más de 4.000 asistentes al mitin en el que apareció junto a su número dos en la lista de Madrid, Manuel Pizarro. Era la primera vez que aparecían juntos desde la derrota del expresidente de Endesa en su debate con Pedro Solbes.

Rajoy optó, en vísperas del cara a cara con el presidente del Gobierno, por sacar a relucir la lucha antiterrorista. "El ha dialogado con ETA, con ERC y con IU. Con todos menos con la mayoría de españoles que representa el PP y su propio partido, el PSOE, al que ha traicionado". Aplausos. Y aún más cuando prometió: "El PP no negociará con ETA porque su objetivo es derrotarla".

Pero el fervor puede jugar malas pasadas. Cuando Rajoy se dirigió a las gradas del polideportivo burgalés la pregunta "¿quién habrá aconsejado a Zapatero lo de los 400 euros ", una parte le respondió: "¡su abuelo!", esto es, el capitán Juan Rodríguez Lozano, fusilado el 18 de agosto de 1936 por los franquistas. Rajoy fingió que no les oía.

Al final, el líder del PP afirmó que un cambio de Gobierno es una "necesidad nacional".