El líder del PP, Mariano Rajoy acudió ayer a Barcelona para ungir a Alberto Fernández Díaz como candidato a la alcaldía de Barcelona. El presidente del PP, en el acto de apoyo al candidato, en el que estuvo acompañado por el propio Fernández Díaz y por la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, vertió en los elogios habituales a su partido y a Cataluña, cortesía habitual en sus frecuentes visitas, que no destacan por grandes discursos del jefe de la oposición.

Tampoco en el de ayer envió mensajes de gran calado, pero sí un dardo al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, después de que este recibiera el pasado jueves la visita de la presidenta del Gobierno alemana, Angela Merkel. Merkel elogió al Ejecutivo del PSOE, afirmó que ha hecho los deberes y auguró que los mercados "tomarán buena nota" de ello. "Como español, no me gusta que desde fuera me digan lo que tengo que hacer", proclamó ante centenares de militantes y simpatizantes.

Al jefe de la oposición no le ha gustado un pelo que, según denunció, el Gobierno ignorara la petición que el PP lleva tres años haciendo para que se controle el déficit y se limite el gasto público, y se ponga ahora manos a la obra en esta cuestión por petición foránea: "Me resulta sorprendente que, después de tres años, ahora, porque lo pide la señora Merkel, el Ejecutivo diga que está dispuesto a aceptarlo. Ahora lo tienen que hacer tres años después y porque se lo piden desde fuera", insistió.

Mariano Rajoy aseguró que lo que ha faltado en España en los últimos años es "un poco de seriedad", y se preguntó "cómo se va a generar confianza si primero dicen que permiten el déficit, luego que no", a la vez que ponía ejemplos, como el chequebebé , que finalmente ha acabado retirando.

El presidente del PP pidió "seriedad y criterio" al Gobierno, porque hace seis meses hicieron una reforma laboral "y ahora hacen otra", y también se han hecho dos reformas de las cajas de ahorro "y ahora quieren hacer otra". Y destacó que se está en una época de austeridad, en la que no hay dinero como consecuencia de una política "nefasta" y plagada de "errores", por lo que pidió máximo respeto para el contribuyente.

Rajoy dejó por las nubes a la mujer a la que dio el timón del PP catalán hace tres años, y mostró su satisfacción por la trayectoria del partido en Cataluña: "Alicia Sánchez-Camacho, estamos muy orgullosos. Estáis cumpliendo. Solo os pido que sigáis por el mismo camino". La presidenta era todo sonrisas.

Camacho empezó su intervención esgrimiendo uno de sus argumentos preferidos: el PP catalán es ahora mismo la principal oposición al Govern de Artur Mas, ya que el PSC está inmerso en "una guerra de sucesión". E instó al presidente de la Generalitat a mantener una relación con España fundamentada en la "lealtad" y no en "el victimismo y la queja permanente".

LA REUNION Camacho aludió al encuentro que mantendrán mañana el presidente catalán y el del Gobierno central. Y prefirió demonizar al segundo. Porque recordó el pacto que ambos interlocutores cerraron sobre el Estatut, que luego generó en una innegable decepción en el líder de CiU, que se sintió engañado por el del PSOE.

Camacho afirmó que este episodio volverá a repetirse. "Zapatero ya ha engañado a Mas, y lo volverá a engañar". "La reunión importante será la de Mas con Rajoy", agregó, mirando al futuro, cuando, según su vaticino, el segundo alcance la presidencia del Gobierno.