Un alto responsable de la lucha antiterrorista prefirió ayer emplear los términos "golpe psicológico" a los de "duro golpe" que utilizó el ministro Angel Acebes para referirse a la detención de los 34 presuntos colaboradores de ETA. Con ello dio a entender que esta macrorredada tiene también un alto componente de desmoralización para los cabecillas de la banda que, en el futuro, deberán sospechar de cualquier fichaje procedente de las organizaciones tradicionales --antigua Jarrai, Ekin y Segi-- y del sindicato LAB, uno de cuyos dirigentes, Agustín Gorbea Aguirre, fue arrestado en la operación de ayer en Vitoria (Alava).