En diplomacia, a menudo los gestos son tanto o más importantes que las palabras. Para evitar la frialdad de su último encuentro con Benaisa, Palacio brindó ayer a la delegación marroquí un caluroso recibimiento. La ministra esperó a su homólogo a la puerta del Palacio de Viana. Regaló a Benaisa un maletín de cuero y a su secretario de Estado, Taieb Fassi Fihri, una corbata. La comida --crepes de marisco, lomo de rape y braseado en salsa de pimienta-- fue regada con tinto de Rioja y blanco de Rueda.