El PP aprovechó ayer el primer aniversario de la muerte de 17 soldados españoles a bordo de un helicóptero Cougar en Afganistán para acusar una vez más al Gobierno de intentar ocultar la verdad sobre la tragedia.

La acusación no la realizó ningún popular de primera fila, sino uno de los portavoces del partido en temas de defensa, Arsenio Fernández de Mesa, quien esperó hasta el aniversario para desvelar que el helicóptero "fue desguazado" tras el siniestro para evitar "un análisis exhaustivo que habría puesto en peligro la versión oficial" de un accidente. En la COPE, el diputado insistió en que la investigación "se cerró en falso". "Cuando hay muertos, el PSOE se pone de perfil y todos tienen la culpa menos ellos", señaló.

El PP, que ha buscado con lupa negligencias en la gestión del accidente del Cougar para justificar el papel que ellos realizaron en el Gobierno tras el siniestro del Yak-42, ha pedido reiteradamente que se abra una comisión de investigación en el Congreso, solicitud que ha sido rechazada por el resto de grupos parlamentarios.

La respuesta socialista

Los socialistas interpretaron la nueva acusación del PP como otro intento de "tapar la mancha" que para el partido de Mariano Rajoy supuso la crisis del Yak, según aseguró el portavoz socialista en la comisión de Defensa del Congreso, Jesús Cuadrado. Este aseveró que los populares intentan revitalizar las mismas "falsas especulaciones" que lanzaron el año pasado y que ya han sido "desmontadas" por la comisión de investigación del Ministerio de Defensa.

La Asociación de Militares Españoles (AME) también se mostró ayer crítica con la tesis de que el Cougar se precipitó debido a un accidente. Su presidente, el coronel retirado José Conde, insistió en que la caída del helicóptero militar fue fruto de "un ataque o una acción de guerra". Conde lamentó que todavía no se hayan esclarecido las causas de uno de los golpes más duros recibidos por el Ejército español.

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, presidió el homenaje principal que recibieron ayer los 17 militares fallecidos. Fue una conmemoración sobria, de apenas unos 20 minutos, ante el monumento a los 123 militares muertos en misiones en el exterior, en el Cuartel del Ejército del Aire, en Madrid.

El ministro estuvo acompañado de buena parte de la cúpula militar. Sin embargo, las familias de las víctimas prefirieron asistir a los actos que se celebraron en los cuarteles de los fallecidos --El Copero, en Sevilla; Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, en Colmenar Viejo (Madrid), y Figueirido, en Pontevedra--. Los homenajes, por deseo de los familiares, se realizaron en la intimidad.

El siniestro

El accidente tuvo lugar el 16 de agosto 2005, hacia las 20.30 horas (hora española), cuando dos helicópteros del contingente desplegado en Herat, la provincia afgana bajo responsabilidad del Ejercito español, transportaba tropas. Uno de ellos, que volaba a unos 10 metros del suelo, se precipitó. No sobrevivió ninguno de sus 17 ocupantes.

El siniestro despertó a los políticos de su letargo veraniego. El presidente Zapatero interrumpió sus vacaciones y el ministro de Defensa, José Bono, hizo unas primeras declaraciones en las que no descartó que el helicóptero hubiera sido atacado. Pero al día siguiente, aseguró que un accidente era la hipótesis más probable. Finalmente, la comisión de investigación de Defensa concluyó que el aparato se estrelló accidentalmente por un cúmulo de circunstancias, entre las que destacan una maniobra agresiva del piloto a poca altura y las condiciones meteorológicas y orográficas. El informe final descartó que el Cougar fuera atacado o que tuviera un fallo mecánico.