El candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba ha recordado esta mañana, durante su primer acto de precampaña junto a las víctimas de los accidentes de tráfico, que se cumplían dos años desde el último atentado mortal de ETA en España. Y reiterando unas palabras que últimamente utiliza a menudo, Rubalcaba ha asegurado que "estamos en los últimos pasos del final de terrorismo", y por eso ha pedido a todos "unidad y no perdernos en tonterías", para que no se estropeen las cosas. Rubalcaba no ha elegido a las víctimas de los accidentes de tráfico al azar. Ha dicho que la seguridad vial va a estar muy presente en su campaña. Y ha reiterado su compromiso con las víctimas, pero con mantener el actual marco legislativo que ha permitido que "entre todos" España haya vivido una auténtica revolución vial, con más de 10.000 personas que han sobrevivido. "Están ahí, no tienen nombres ni apellidos, pero las hemos salvado entre todos", ha dicho. De ETA no ha querido explayarse mucho más, porque ha recordado que era un día triste y doloroso para unas familias con las que "he hablado en varias ocasiones" en estos dos últimos años y a las que quiso enviar un emotivo recuerdo. Precisamente en relación a este atentado de Palma de Mallorca que costó la vida a los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sainz de Tejada, Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) ha enviado un comunicado en el que recuerda que nunca en la historia de ETA habían pasado dos años sin atentados, y que los que ordenaron ese atentado han sido detenidos en Francia. No ha sido el caso de los autores, cuya pista se ha esfumado, aunque fuentes de la lucha antiterrorista no descartan que se encuentren entre algunos de los detenidos en las últimas operaciones policiales. Y ha aprovado APROGC para pedir al director general de la policía y de la guardia civil, Francisco Velázquez, que enmiende lo que entienden que ha sido un error no conceder la medalla con distintivo rojo a los guardias del equipo de desactivación de explosivos de la Casa Real, que aquel día localizaron y fotografiaron la segunda bomba que ETA había colocado en los bajos de un segundo coche patrulla. Una bomba que después fue activada controladamente, pero cuyas fotografías permitieron conocer detalles del nuevo mecanismo de la banda para ocultar mejor los artefactos lapa.