Miguel Sanz, el candidato de Unión del Pueblo Navarro (UPN) a la presidencia de Navarra, se desmarcó ayer del Partido Popular en un intento de atraerse al PSN. En la segunda sesión de investidura, en la que --tal y como estaba previsto-- no logró la mayoría absoluta, Sanz no tuvo reparos en afirmar que su partido nunca ha utilizado la política antiterrorista con fines partidistas, ni tampoco ha cuestionado el liderazgo del Gobierno central en la lucha contra ETA. Ni siquiera la manifestación de marzo pasado en Pamplona fue contra José Luis Rodríguez Zapatero, sino "a favor del fuero y la libertad", según la versión de Sanz.

Los socialistas navarros se apresuraron a rechazar el nuevo ofrecimiento del líder de UPN para que se incorporaran a su Ejecutivo, necesitado de refuerzos para alcanzar la mayoría absoluta. Asimismo, el candidato regionalista recurrió a su mejor cara para tantear al PSN, al que agradeció su "sentido de la responsabilidad" por su compromiso de abstenerse hoy y permitir su elección.

´SI´ AL CONSENSO Tras haber mantenido un agrio enfrentamiento con el líder de Nafarroa Bai, Patxi Zabaleta, Sanz varió completamente el tono y las formas cuando replicó al portavoz socialista, Roberto Jiménez, que se estrenaba como parlamentario. Alabó sus propuestas y dio la sorpresa al aceptar una propuesta de consenso en materia antiterrorista. Sanz aseguró sin pestañear que UPN nunca ha utilizado el terrorismo como arma política y que, para su formación, el liderazgo en la lucha contra ETA corresponde al Gobierno central: "Así lo hicimos con Felipe González, con Aznar y con Zapatero", rememoró.

La manifestación del pasado 17 de marzo, convocada por el Gobierno foral y el PP, ocupó muchos minutos del debate. El portavoz socialista, que pronunció un discurso crítico hacia UPN pese a garantizarle estabilidad parlamentaria, reprochó al presidente en funciones que en aquella marcha se dividiera a la sociedad navarra en "buenos y malos", según fueran simpatizantes de UPN o no. El candidato conservador negó la mayor y sostuvo que el acto buscaba únicamente defender la identidad navarra, y no atacar al presidente Zapatero. El portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, acudió a la Cámara foral a explicitar su total apoyo al secretario general del PSN, Carlos Chivite, muy cuestionado en su partido por haber aceptado el veto de la dirección federal del PSOE a un acuerdo de gobierno con Na-Bai e IUN.

López Garrido consideró que la disposición de Sanz a alcanzar un consenso en materia antiterrorista "ha sido muy positiva", y aplaudió que el candidato regionalista "haya variado claramente sus actitudes, formas y posiciones". No obstante, eludió pronunciarse sobre la posibilidad de que algún parlamentario desobedezca la orden de abstenerse para dejar paso a UPN, y coincidió con Jiménez al sostener que la crisis "está superada".

DISCREPANCIAS Los momentos de mayor tensión de la sesión los protagonizaron Patxi Zabaleta y Sanz. El primero reprochó a su adversario que hubiera trazado una línea entre constitucionalistas y nacionalistas vascos para aislar a Na-Bai en la Cámara, a lo que el candidato a presidente replicó con un ofrecimiento al diálogo, pero con una advertencia: "En aspectos institucionales no nos movemos ni un ápice", enfatizó. El portavoz de IUN, Ion Erro, fue el único que se pronunció a favor de unas elecciones anticipadas y acusó a Sanz de haber llegado a un "pacto oculto" con el PSOE para garantizarse la elección. Asimismo, invitó a los socialistas a que voten no al candidato de UPN, y este le recriminó que quiera "ganar mediante pactos lo que no ha ganado en las urnas".