El pleno del Senado ha aprobado de manera definitiva la inclusión de un techo de déficit en la Constitución con el único apoyo de PP, PSOE y UPN. Al igual que ocurrió en el Congreso, PNV y CiU han decidido no votar para demostrar su disconformidad, mientras ERC y BNG han preferido ausentarse. El resultado de la votación ha sido de 233 votos a favor y tres en contra.

Los argumentos de los grupos han sido parecidos a los oídos la semana pasada, salvo en el caso de ERC que, dolido por la sentencia contra la inmersión lingüística, ha aprovechado para pedir la independencia de Catalunya. Sin embargo, el formato del pleno, largo y tedioso, ha sido peculiar. Han tomado la palabra alternativamente un senador que apoya la reforma y otro que la rechaza y así en más de 20 ocasiones. En total, más de tres horas y media de sesión, a la que han asistido varios ministros pero no el presidente del Gobierno.

Socialistas y populares

Del lado de los que apoyan la reforma --alificada de "exprés en el Congreso y meteórica en el Senado" por parte del senador peneuvista Joseba Zubía--, PP y PSOE han defendido que la inclusión de la estabilidad presupuestaria es necesaria para devolver la confianza en España y garantizar el Estado del bienestar. El senador Pío García Escudero (PP) ha destacado el "gran valor" del pacto entre los dos grupos mayoritarios y, obviando que el apoyo a la reforma ha sido menor que el alcanzado en 1978, ha hablado de la recuperación del "valor del consenso" y ha subrayado que la modificación cuenta con un "respaldo amplísimo". Para el senador popular, la modificación constitucional ni "recorta espacio de autonomía", como sostienen los partidos nacionalistas, ni es "antisocial", en respuesta a las críticas desde la izquierda.

Para la portavoz socialista Carmen Silva España está en un momento "excepcional" porque está en juego "el futuro del euro, la creación de empleo y el mantenimiento del Estado de bienestar". "No es tiempo para la demagogia sino para el rigor y la sociedad", ha espetado.

La oposición

Del otro lado, los partidos de oposición han coincidido en criticar "las formas" adoptadas por el PP y PSOE --al negociar la reforma de forma rápida y sin dialogar con los demás y consultar a la ciudadanía-- y "el fondo", si bien con más vehemencia los grupos de izquierda que CiU y PNV, que han reconocido que comparten el principio de estabilidad presupuestaria. Eso sí, ha matizado el senador vasco Zubía, la "rigidez" que supone la introducción de un techo de déficit en la Constitución está reñida con la "flexibilidad" que requiere la gestión de la economía.

ERC, el discurso más duro

El más duro ha sido el portavoz de Esquerra Republicana, Miquel Bofill, quien ha aprovechado el debate para pedir la independencia de Catalunya y un peso específico en Europa. "Los catalanes no cabemos en el Estado español", ha señalado antes de achacar el déficit de Catalunya al déficit fiscal contraído con el Estado, vínculo que en su opinión si no existiera, propiciaría que Catalunya tuviera superávit. Bofill, que ha intervenido en tres idiomas (catalán, castellano y francés), ha animado a los catalanes a que "se salten el muro de la constitucion".

También Joan Saura ha atacado de forma agria una reforma que ha tachado de "regresiva, recentralizadora y antidemocrática".

Disidencias

En las filas socialistas, también ha habido disidencias. Los senadores Imanol Zubiri y Roberto Letxundi no han acudido a votar, como hicieron la semana pasada tres diputados de la corriente interna izquierda socialista.

La reforma ha quedado definitivamente aprobada y ahora se abre un plazo de 15 días para que los parlamentarios que lo deseen soliciten la celebración de un referendo.