Algo más de 300.000 euros. Ese es el dinero que queda en la cuenta corriente que la presunta organización criminal que el sumario del caso Erial atribuye a Eduardo Zaplana que tiene abierta en Andorra. Según apunta la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, cuando los investigadores descubrieron el depósito apenas quedaban algo más de 300.000 euros de los 9,1 millones de euros que llegó a sumar. Este dinero habría sido ingresado en metálico. La Justicia no podrá recuperar ni un céntimo porque España y Andorra no tienen ningún convenio firmado por el que se entregue el dinero desviado con la corrupción.

Cuando los agentes llegaron a Andorra en la cuenta únicamente figuraban poco más de 300.000 euros. El resto del dinero se ha esfumado y ahora los investigadores centran sus esfuerzos en identificar a las personas que han tenido acceso a ella y los proyectos en los que habrían invertido Zaplana y sus colaboradores con el dinero obtenido de manera ilícita. La apertura de la segunda parte del sumario del caso Erial ha sacado a la luz la cifra exacta que la trama llegó a mover con su presunta actividad delictiva: más de 19 millones a través de 14 países en 20 años. Únicamente se han recuperado los 6,4 millones de Suiza.

En Andorra se depositaron 9,1, cerca del 50% obtenido con mordidas, y Fernando Belhot, el testaferro de Uruguay que ha confesado ante las autoridades judiciales, relató las operaciones que se financiaron con este dinero tras ser preguntado por el dinero que quedaba en Andorra. «Mire, no lo sé por dos motivos. Primero porque hay una parte que le digo, tendría que leer los libros de Vansley -una de las sociedades-que ya está disuelta desde hace tiempo, pero una gran parte… supongo un 60% este… era inversión en un banco de Grecia que quebró», según recoge el sumario

El resto, detalló Belhot, «que eran inversiones en parte en fondos del BPA -Banca Privada Andorrana-, la verdad que creo que deben estar también en la situación de default porque el BPA se liquidó, quebró». Además, 4,9 millones de euros fueron trasferidos a la sociedad «nuclear» de la trama, Imision Internacional, en el primer trimestre del 2008, unas semanas antes de que Zaplana abandonara el Congreso.

Andorra y su ventajoso sistema fiscal y bancario fue una de las muchas cestas en las que el clan Zaplana depositó mucho de sus huevos en forma de mordidas. El amigo de la infancia de Zaplana y presunto testaferro, Joaquín Barceló, era el propietario de dos mercantiles panameñas con cuentas en los bancos BPA y Morabanc.

Zaplana nunca se desplazó a Andorra para retirar dinero. El sumario recoge que cuando el clan necesitaba dinero en metálico, el cash se extraía mediante el conocido como sistema de compensación: ingresar una determinada cantidad de dinero en Andorra, que el beneficiario real cobra en metálico en España. Un sistema basado en la confianza y la ausencia de preguntas incómodas.