Conociendo el pánico aterrador que les causaba a los barones socialistas la posibilidad de que la reforma del sistema de pensiones desembocara en otra huelga general antes de las elecciones del 22 de mayo, hubiera cabido imaginar que el pacto social alcanzado esta semana tranquilizaría su estado de ánimo. Incluso que les habría insuflado cierta euforia, ciclotímicos como han demostrado ser.

Pero no. Lo que más sorprendía ayer del ambiente de la convención autonómica del PSOE es la rapidez con que han metabolizado y amortizado ese pacto social, el gran éxito del presidente del Gobierno en esta legislatura. En una especie de arraigado masoquismo, los dirigentes socialistas solo parecían tener ayer una idea en la cabeza: el futuro de Zapatero.

Esa impaciencia y ese desarraigo que empiezan a manifestar algunos barones respecto a su líder, llevaron a Manuel Chaves y a José Blanco a salir de tal modo en defensa de Zapatero que lo que quería ser la reivindicación de su figura pareció un epitafio.

EXCESO DE CELO Más que nada porque Blanco se excedió en su intento de lograr que sus compañeros defiendan al secretario general de los ataques del PP en un momento en el que está echando el resto por sacar a España de la crisis, e incluso ha logrado un acuerdo con los agentes sociales. Blanco tuvo incluso que explicarlo a la prensa. Reivindicación y no despedida es lo que pretendía cuando dijo tener la "obligación moral" de defender a Zapatero "frente a tanto ataque y descalificación". El ministro llegó a asegurar que no conoció "nunca, nunca, a un socialista mejor". Hubo una gran ovación, pero el uso del tiempo pretérito le jugó una mala pasada, como le ocurriera el jueves a Chaves, cuando dijo que "hubiera preferido que Zapatero fuera el candidato".

Nadie sabe si estos lapsus se producen por una torpeza nerviosa, porque les traiciona el subconsciente o porque saben más de lo que quieren decir. En lo único en lo que hay casi unanimidad es en que nadie sabe de verdad qué pretende hacer Zapatero. Aunque en el entusiasmo de la rumorología algún barón aseguraba ayer que sí, que sí se sabe, dando por supuesto que se retirará y dará paso a Rubalcaba.

"Hubiéramos preferido que no saltara esta polémica pero una vez que está ahí, negarla no sirve para nada", decía un presidente autonómico. Así que algunos barones han optado por mantener abierto el debate con la intención de provocar que el líder socialista anuncie cuanto antes que no volverá a presentarse.

Son aquellos que piensan que ese anuncio les ayudará a tener un mejor resultado electoral. Los dirigentes que quieren que Zapatero anuncie ya que no sigue están convencidos de que la operación Rubalcaba está tan atada que podrán hacer la transición de uno a otro sin un rasguño.

Sin embargo, otros dirigentes y la mayoría del Gobierno creen que Zapatero debe acabar las reformas pendientes y, después de las elecciones de mayo, anunciar si será o no candidato.

La convención de Zaragoza está permitiendo calibrar cómo se ha extendido en los últimos meses entre los dirigentes del PSOE el convencimiento de que Zapatero no repetirá como candidato y el poco sentimiento de orfandad ante esa hipótesis.