La dureza de las acusaciones que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha vertido hoy contra los socialistas en el debate de investidura ha enturbiado unas relaciones ya tensas entre ambos partidos, aunque nadie quiera dar todavía por cerrada la posibilidad de un acuerdo que evite las elecciones.

Dos meses son mucho tiempo, y a eso se agarran quienes apuestan tanto en el PSOE como en Podemos por que las elecciones sean la última opción, pese a que muchos admiten también que el tono de hoy ha sonado ya a campaña electoral.

La alusión de Iglesias a uno de los sucesos más negros de la llamada "guerra sucia" contra ETA al pedir al secretario general del PSOE que no se deje aconsejar por quien en su partido tiene un pasado "manchado de cal viva" no ha sorprendido y decepcionado sólo a los socialistas.

También varios diputados de Podemos han admitido esta tarde que el discurso inicial de Iglesias y su mano tendida han quedado diluidos por el tono bronco que ha adquirido el cara a cara con Sánchez, después de que el líder de Podemos sacara a relucir la cal viva con la que los GAL enterraron a los etarras Lasa y Zabala.

Y no por mencionarlo una vez en su discurso, sino porque consideran que no hacia falta repetirlo en su réplica una segunda vez para señalar directamente a Felipe González como el propietario de ese pasado manchado de cal viva.

Algunos parlamentarios de Podemos reconocen que a Iglesias se le "ha ido la mano" o "se ha venido arriba", aunque los más cercanos al secretario general defienden que es normal que al PSOE le duela que le pongan "un espejo delante" y le recuerden la verdad.

Pese a ello, y pese al malestar que las recriminaciones de Iglesias han provocado en el PSOE, en Podemos no quieren dar el partido por perdido todavía y esperan poder reconducir una negociación con los socialistas en estos dos meses que hay de plazo.

Quizá vean una salida en el emplazamiento que ha hecho del líder de IU, Alberto Garzón, a Pedro Sánchez al invitarle a buscar a partir de la semana que viene un acuerdo de gobierno de izquierdas y a recuperar la mesa de negociación "a cuatro" con PSOE, Podemos, Compromís e Izquierda Unida.

Una posibilidad a la que también ha apelado el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, quien además ha pedido "rebajar el tono para facilitar un futuro cambio" sin nombrar expresamente a Iglesias.

Para la dirección de Podemos, lo que se ha comprobado hoy es que la alianza de Sánchez con Ciudadanos no ha convencido a nadie más en la Cámara y que el líder del PSOE ha venido a "jugar a ser presidente por un día".

No comparten que Pedro Sánchez haya intentando culpar a los demás de que no le den los números para ser presidente con Albert Rivera, pero no ocultan el temor a que ese pacto haya abierto de verdad la puerta a una gran coalición.

Por eso esperan que Sánchez se atreva a alejarse de Ciudadanos y que le dejen los de su partido acercarse a Podemos.