Socialistas y nacionalistas han llegado ya a un principio de acuerdo para conformar el nuevo Gobierno de Galicia, después de dos semanas de duras negociaciones que aún están "pendientes de unos flecos", según confirmó ayer el líder del Bloque, Anxo Quintana.

El PSOE tendrá el peso de la responsabilidad política ya que ostentará la presidencia y ocho consejerías, además de designar al presidente del Parlamento. No obstante, el BNG ha logrado tener un cierto peso en la gestión y bastante autonomía, que abordará desde una vicepresidencia con amplias funciones políticas y sociales a cuatro consejerías entre las que se generan bastantes sinergias.

PESO ECONOMICO Además de la presidencia, que ostentará Emilio Pérez Touriño, los socialistas contarán con las carteras de más peso económico: Ordenación del Territorio (que incluye Urbanismo) y Economía, y gestionarán también otro capítulo con gran capacidad de inversión gracias a los fondos de la Unión Europea: Medio Ambiente. Tendrán, además, las áreas que guardan más relación con las políticas del Gobierno central, como Sanidad, Educación, Empleo y Pesca, además de la consejería de Presidencia, en la que se integran las tareas de Interior. También les corresponde la presidencia de la Cámara gallega.

El BNG, por su parte, verá reforzada la figura de su líder, Anxo Quintana, que ocupará la vicepresidencia con competencias en las relaciones con las instituciones (lo que le permitirá ser interlocutor del Gobierno gallego con José Luis Rodríguez Zapatero y sus ministros) y también con las funciones de la cartera de Bienestar Social, aunque ésta no tendrá rango de consejería.

PUNTOS SIN RESOLVER El acuerdo satisface a ambas partes, pues los socialistas tendrán mayor protagonismo (sus atribuciones suponen más del 80% del presupuesto y más del 70% del personal), pero los nacionalistas gozarán de cierta autonomía para llevar a cabo su gestión.

Quedan ahora por resolver algunas cuestiones aún importantes, como las competencias sobre la prevención de incendios, que unos reclaman para Medio Ambiente y otros para Medio Rural, o el control sobre los medios de comunicación públicos, que unos quieren en Presidencia y otros en Cultura.

Aunque el principal punto de conflicto es establecer cuánto le debe, supuestamente, el Gobierno central a Galicia por la ausencia reiterada de inversiones durante las últimas décadas, un concepto que los nacionalistas denominan deuda histórica y que los socialistas prefieren calificar de déficit de inversiones.

El BNG pide 21.000 millones de euros (casi 3,5 billones de pesetas), una cantidad que el PSOE considera exagerada, pero que ha renunciado a concretar.