Tras ser expulsada del Gobierno autonómico por la corrupción generalizada de sus cargos públicos, Unió Mallorquina (UM) dejó ayer constancia parlamentaria de que no piensa oxigenar al presidente de Baleares, Francesc Antich, obligado por las circunstancias a gobernar en minoría durante el año largo que le resta de legislatura. Por primera vez, los regionalistas votaron en contra de una iniciativa del Gobierno --que logró salvarla con el respaldo del PP-- y a favor de otra del PP.

Si no cambian mucho las cosas, este suspense será desde ahora inherente a las propuestas que Antich lleve al Parlamento. Los populares no han tardado en aprovecharse de la debilidad socialista, aunque tratan de esquivar una moción de censura. Quieren que sea Antich el que impulse una moción de confianza, algo que este rechaza.