Fue un mal día para el PNV. Aunque siempre ha dicho que las generales no son sus elecciones, los resultados de ayer le pusieron contra la pared y le obligarán a revisar la actual estrategia centrada en el apoyo a la propuesta de Juan José Ibarretxe de celebrar una consulta en octubre sobre el derecho a decidir. No obstante, lo primero que hizo Iñigo Urkullu, presidente del PNV, fue reiterar su oferta de pacto a Zapatero para afrontar una solución al problema vasco.

Por otro lado, su hasta ahora portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, trataba de poner buena cara y se dirigía a Zapatero para que "sin ataduras al PP" oriente una nueva política.

Sin embargo, la preocupación en el partido que preside Iñigo Urkullu resultaba evidente. La pérdida de un escaño estaba en los cálculos del partido. Habían vaticinado que el cuarto diputado por Vizcaya se dirimía con el PP, y que un 18% de voto a los populares les aseguraría a estos el escaño sin problemas, pero lo que no habían previsto era estar en una segunda posición.

Urkullu felicitó a Zapatero, pero eludió referirse a los resultados. Al PNV le será ineludible realizar una reflexión a fondo sobre la estrategia. Los tres partidos coaligados en el Gobierno han perdido confianza del electorado y estarán abocados a un análisis sobre la viabilidad de sus actuales propuestas.

La hoja de ruta del lendakari es la que está en cuestión, pero Ibarretxe ya advirtió de su intención de cumplirla independientemente de los resultados.

Nafarroa Bai (Na-Bai), por su parte, mantuvo incólume ayer su escaño. Aunque la coalición nacionalista navarra llegó a valorar la posibilidad de duplicar su presencia en el Congreso, lo cierto es que tanto UPN como el PSN revalidaron sus posiciones. Y es que también en Navarra los socialistas lograron conjurar los peores augurios del pasado verano. Aguantaron sin pagar una gran factura por facilitar el Gobierno foral a UPN.