La gira estival por Iberoamérica de este año de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se anunció como la de mayor contenido político de las cinco que ha protagonizado. Pero las previsiones se han quedado cortas ante el huracán originado por el PP en España y el rol de portavoz a distancia, sola ante el peligro, que le ha tocado asumir a De la Vega. La número dos del Ejecutivo volvió a ser ayer la escogida para responder a los envites de los populares. Lo hizo esta vez desde la capital de Paraguay, donde exigió al principal partido de la oposición que frene su escalada de "desprecio" contra el Estado de derecho.

De la Vega replicó las acusaciones de presunto espionaje telefónico vertidas por María Dolores de Cospedal pidiéndole a la dirigente conservadora que si cree que hay delito acuda a los tribunales. "Y si no, que se retracte", reclamó, alegando que con sus palabras De Cospedal está "despreciando el trabajo de policías, jueces y fiscales". "La escalada de declaraciones a la que estamos asistiendo evidencia nerviosismo en la cúpula del PP. Deberían tranquilizarse y relajarse", añadió De la Vega.

SOMBRAS DE SOSPECHA La vicepresidenta acusó a los populares de lanzar "sombras de sospecha" sobre las instituciones democráticas para defender sus "intereses particulares" e insistió en negar la existencia de "conspiraciones" contra el partido liderado por Mariano Rajoy. Sobre las detenciones de dirigentes conservadores en Palma acusados de corrupción durante la etapa de Jaume Matas como presidente balear, se limitó a recordar la máxima de "tolerancia cero contra la corrupción". Más explícita fue a la hora de analizar el bloqueo del PP en Valencia a la toma de posesión del escaño de senadora de la número tres del PSOE, Leire Pajín. "Es una actuación intolerable que pretende entorpecer un derecho legítimo de forma mezquina y cicatera", aseguró. "El PP ha roto un acuerdo parlamentario y político que ellos habían suscrito, por lo que confío en que rectifiquen", dijo.

No parece, sin embargo, que los populares valencianos estén por la labor, ya que ayer mismo anunciaron que estudian la posibilidad de que el Parlamento de esta comunidad pida la dimisión de la vicepresidenta por su "terrible injerencia" en las competencias de la Fiscalía. Una iniciativa que secunda la acusación del PP sobre la presunta intervención de la vicepresidenta en la presentación de un recurso por parte de la Fiscalía contra el fallo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, que el lunes archivó la causa contra el presidente valenciano, Francisco Camps, por su implicación en el caso Gürtel . La vicepresidenta primera declinó comentar ese tema.

Precisamente sobre la intención del PP valenciano de someter a un examen a Leire Pajín se pronunció ayer el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti. Y lo hizo para criticar a sus propios compañeros de filas. Basagoiti censuró que se quiera "dar carnets de buenos o malos ciudadanos según una ideología". "No me gustan los exámenes de valencianidad, vasquidad, catalanidad y demás", sentenció.

"MANZANAS NEGRAS" Preguntado por el caso de corrupción del PP balear, Basagoiti apuntó que en todos los partidos "siempre hay manzanas negras", gente que "se aprovecha de su cargo". Tras animar a su partido a "limpiar lo que haya que limpiar", subrayó que el escándalo balear "parece que se trata de una operación de la Fiscalía para intentar destruir al rival político".