Ayer fue la sexta ocasión en la que José Luis Rodríguez Zapatero reunió a sus simpatizantes en un mitin, en la madrileña plaza de toros de Vistalegre. El objetivo era convocar a más de 20.000 personas para "defender la alegría" de una legislatura de "extensión de derechos" frente a los "cenizos de la derecha". Pero el actual presidente del Gobierno buscaba algo más: combatir el fantasma de la abstención, que tradicionalmente perjudica a la izquierda, avisando a todos aquellos que discrepan de las políticas y mensajes del PP de que hay que ir a las urnas, además de criticar. "No basta con estar hartos. Hay que levantar la voz, hay que movilizarse para llegar a una amplia mayoría el 9 de marzo", enfatizó.

GRATITUD HACIA GONZALEZ Los socialistas consideran que toca reivindicar su contribución "central" al diseño de la España "de la libertad, del progreso y de la democracia", y todo ello sin perder "la sonrisa amplia y el talante". "Quiero expresaros mi agradecimiento más profundo por la contención ante tanto insulto, descalificación e infamia recibida", apuntó el candidato del PSOE. Aludió entonces a Felipe González (presente en el acto, igual que la mayoría de ministros, candidatos y presidentes autonómicos del PSOE) por ser, según Zapatero, quien enseñó al partido a abordar el futuro con "mirada positiva".

No obstante, Zapatero recalcó a los suyos que el "no callar" y el "no enfadarse" son actitudes compatibles e, incluso, aconsejables para frenar a los que convirtieron a España en "ese país pequeño de la foto de las Azores"; a aquellos que "siembran incertidumbre y temor porque han tenido siempre seguro su bienestar material" o que "ahora van a los mercados, después de tener indemnizaciones millonarias", espetó, en clara referencia al expresidente de Endesa y candidato del PP, Manuel Pizarro.

Insistió en que hay que "recordar" a la ciudadanía que la derecha es "fría" con los trabajadores y que, a su entender, no es capaz de gobernar bien dado que "cuando hay prosperidad no reparte beneficios y, cuando hay dificultades, no reparte sacrificios, porque siempre se sacrifican los mismos". Dicho esto, Zapatero se aferró a la frase "yo no me callo" para advertir de que no permanecerá en silencio ante los que él cree "xenófobos, mercaderes del dolor de las víctimas, machistas, homófobos, fundamentalistas, depredadores del medioambiente, cínicos y denigradores de la gente de la investigación y de la cultura". E invocó un nuevo espíritu de Vistalegre que se transforme en "una voz poderosa e inapelable" que lleve a una mayoría a las urnas.