No es un debate más. El miércoles, el Congreso abrirá las puertas para que sus señorías intercambien puntos de vista sobre el estado de la nación y propongan cómo mejorar su salud, deteriorada por los vaivenes de una dura crisis económica que se ha cebado con España, especialmente con el empleo. En el hemiciclo se colará el fantasma del adelanto electoral. ¿Qué hacer para expulsarlo? Según los colaboradores de José Luis Rodríguez Zapatero, esgrimir un discurso plagado de realismo, pedagogía y apelaciones al sacrificio colectivo.

Según esas fuentes, el objetivo exige mejorar la imagen del jefe del Ejecutivo (dentro y fuera del PSOE, donde también tiene sus críticos); convencer de que sus recortes obedecen a su sentido de Estado y no a su ideología y que, aunque todavía habrá que acometer más reformas incómodas e impopulares, la situación está bajo control.

ADELANTO ELECTORAL El líder de los conservadores, Mariano Rajoy, intentará desmontar esta estrategia presentando a Zapatero como "el verdadero problema del país" y a sí mismo y a su partido como un elixir para curar los males que aquejan a los españoles. Desde el entorno de Rajoy se admite que su jefe, de forma más o menos directa, planteará el adelanto de las elecciones generales como atajo para alejarse de la crisis, pese a ser consciente de que, al menos de momento, ni Zapatero tiene intención de allanarle el camino a la Moncloa ni el resto de la bancada de la oposición respaldaría, salvo inesperado cataclismo, una moción de censura impulsada por el PP.

Pero los populares no renunciarán a sembrar en la opinión pública la idea de que el Gobierno de Zapatero tiene los días contados, una idea que tampoco ayudarán a desterrar el resto de los grupos de la Cámara baja, interesados en marcar distancias con un presidente en sus horas más bajas: los diputados catalanes afearán al jefe del Ejecutivo sus bamboleos en política económica y, de paso, le reprocharán que haya acogido con tanto optimismo la sentencia sobre el Estatut.

El jefe del Ejecutivo tiene previsto replicar asegurando que se siente el presidente que más ha colaborado en la descentralización política: el proceso, a su juicio, ha finalizado con un Estatut que ya ha pasado el examen del Constitucional.

Tampoco el PNV se lo pondrá fácil a Zapatero. Los nacionalistas vascos no piensan dejar escapar la oportunidad de explotar el valor de sus seis escaños. Junto a los de Coalición Canaria, pueden salvar los próximos presupuestos generales del Estado o abocar a Zapatero definitivamente a las urnas.