José Luis Rodríguez Zapatero echó ayer mano de su conocido optimismo para emplazar al lendakari, Juan José Ibarretxe, a confiar en el poder del diálogo y del "debate democrático abierto y libre". El presidente invitó a su homólogo vasco a hacer una lectura positiva del rechazo que el Congreso de los Diputados dará mañana a su plan soberanista. Ese no de las Cortes, animó Rodríguez Zapatero, puede ser "el primer paso para llegar a un entendimiento futuro". Es una lección, añadió, que han aprendido los "pueblos que viven por encima de la crispación".

En el poder del diálogo basó el jefe del Ejecutivo buena parte de su intervención en el teatro de la Casa de Campo de Madrid, donde el PSOE madrileño presentaba las primeras medidas sobre vivienda del Gobierno central, materializadas en la aprobación de la operación Campamento. Con diálogo, defendió Zapatero, se mejora la convivencia. Tanto para la extensión de los derechos civiles como para la ampliación de las políticas sociales, o para la integración y el desarrollo de territorios e identidades.

"ALGUN ERROR" Firmemente decidido a rebajar la tensión acumulada en la última semana --especialmente tras la polémica manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo--, Zapatero llegó a reconocer que el Gobierno que preside "ha podido cometer algún error", y añadió que a él no le cuesta "reconocerlo", en alusión velada a la citación de dos afiliados del PP por los incidentes.

UNIDAD En aras de mejorar el clima político para afrontar una semana protagonizada por el plan Ibarretxe, quiso contribuir a que la unidad de PSOE y PP prime sobre las últimas escaramuzas políticas.

Por eso, planteó que el "elemento esencial" para lograr "el éxito" de la tarea política que quiere llevar a cabo es "alimentar la convivencia, y no la crispación". Destacar los aspectos que unen por encima de los que "separan". En ese punto, llamó al PSOE a "marcar la senda" del entendimiento. Su granito de arena, ayer, fue evitar cualquier crítica al PP o a los sectores que arremeten contra sus políticas. Sólo se permitió una velada alusión a la Iglesia católica --después del duro discurso del Papa contra las medidas del Ejecutivo--, al advertir de que "la sociedad se legisla a sí misma, y no lo hace a través de ninguna fe".

Decidido a trasladar "buenas noticias", el presidente repasó las últimas cifras de creación de empleo y disminución del paro, y prometió para el 2005 "crecer económicamente con justicia social". También aprovechó para llamar a "votar masivamente " en el referendo sobre la Constitución europea que tendrá lugar el próximo 20 de febrero, porque contribuirá a mantener un país más unido. "Las fronteras hacen a los pueblos más pobres y levantarlas, más pobres a los ciudadanos", afirmó.