El Gobierno está dispuesto a incrementar el número de soldados destinados en Afganistán, antes de que Barack Obama pida oficial y solemnemente como presidente de los EEUU a todos los aliados de la primera potencia mundial que colaboren en la lucha contra los talibanes y el terrorismo islamista.

Tras la satisfacción por la victoria del candidato demócrata y la convicción de que soplarán mejores vientos entre la Casa Blanca y la Moncloa una vez George Bush se retire para siempre a su rancho de Texas, José Luis Rodríguez Zapatero es consciente de que España lo tendrá más difícil para desmarcarse de la política exterior que decida Obama a partir del próximo 20 de enero, cuando este jure su cargo en el Capitolio. Por si esto fuera poco, la participación del jefe del Gobierno en la reunión del G-20 en Washington, aunque sea en la silla prestada por Francia, compromete aún más su estrategia diplomática.

Si España es reconocida como la octava potencia e incrementa su presencia en los foros más decisivos del planeta, no puede intentar eludir su mayor implicación en el combate por "la seguridad y la libertad del mundo" que, en palabras del propio Obama, se libra en Afganistán y en las regiones fronterizas de Pakistán con este país.

En verano está previsto que se celebren en Afganistán las segundas elecciones presidenciales desde la caída del régimen talibán. Será un nuevo intento en el arduo camino hacia la estabilidad del país y otro estímulo para la violencia de los insurgentes fundamentalistas, que en los últimos meses han recrudecido sus ataques a las fuerzas de la OTAN. Estas, armadas hasta los dientes, ayudan al Gobierno afgano a reconstruir y hacerse con el control del país, y son confundidas con los efectivos de la operación estadounidense Libertad Duradera, dedicada a la lucha contra los talibanes y Al Qaeda.

El Ministerio de Defensa está dispuesto a enviar a mediados del 2009 el refuerzo de un batallón de unos 500 militares para colaborar a aumentar la seguridad durante la campaña electoral afgana. Hasta hace poco, la intención era que, una vez celebradas las elecciones, el refuerzo sería retirado, aunque no se descartaba que unos 100 soldados se quedasen y se sumaran a los 778 que hay en la actualidad.

SUBIR EL LIMITE Si el Gobierno español desea incrementar los efectivos en Afganistán debe levantar el límite de 3.000 soldados en misiones exteriores permitido por la ley, a no ser que decidiera reducir el número de militares destacados en otras expediciones, como Bosnia, Kosovo, Chad o el Líbano.

La UE está preparando la retirada de sus tropas de Bosnia. España es el Estado que más soldados (258) está aportando a esta misión, la menos peligrosa de todas en las que participa. En Kosovo, la situación es más delicada. Defensa asegura que los 585 militares desplegados no saldrán hasta que la ONU lo ordene. Pero el PP aboga por retirar los efectivos de allí y desplazarlos a Afganistán, en lugar de aumentar el límite de 3.000 soldados en expediciones internacionales.