El debate interno del Gobierno sobre la conveniencia o no de adelantar las elecciones legislativas se ha zanjado de forma abrupta. Por orden de José Luis Rodríguez Zapatero, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, ha abierto ya las negociaciones con los grupos parlamentarios para garantizar la aprobación, en diciembre, de los presupuestos del Estado del 2008, con el propósito de agotar la legislatura. La receptividad de los socios ha llevado a Zapatero a descartar definitivamente el adelanto electoral, que obligaría a prorrogar las cuentas del Estado de este año. El revés electoral del PSOE el pasado 27-M también ha ratificado al presidente en su convicción de que no tiene sentido acortar la legislatura.

No parece que la negociación presupuestaria vaya a traer demasiados quebraderos de cabeza a Solbes. Su número dos, el secretario de Estado Carlos Ocaña, se ha entrevistado esta semana con cinco de las fuerzas parlamentarias que habitualmente colaboran con las iniciativas del Gobierno: Convergència i Unió (CiU), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el Partido Nacionalista Vasco (PNV), Coalición Canaria (CC) y el Bloque Nacionalista Galego (BNG).

HOLGADA MAYORIA Estos cuatro grupos, que suman 29 diputados en el Congreso --más que suficientes para conformar una holgada mayoría junto a los 164 del PSOE--, han expresado al Ejecutivo su disposición a pactar los presupuestos del 2008 a cambio de alguna contrapartida. O, en el peor de los casos, a no entorpecer su aprobación.

El ministerio también hablará en breve con Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya (IU-ICV), que cuenta con otros cinco parlamentarios. El portavoz de IU-ICV en el Congreso, Joan Herrera, aseguró ayer que el apoyo de la coalición a los presupuestos dependerá del compromiso del Ejecutivo central a destinar una partida importante a políticas sociales y ambientales.

El pretexto inicial para abrir estas negociaciones tan tempranas --el Gobierno no presentará el proyecto presupuestario hasta dentro de cuatro meses-- ha sido la remisión al Congreso del techo de gasto del 2008, cifrado en 153.920 millones de euros, el 6,7% más que el de este año, en línea con el crecimiento del PIB nominal previsto para el 2008, que es del 6,6%. Pero Ocaña, secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, recibió esta vez un encargo adicional de Solbes: sondear a los socios del Gobierno sobre su inclinación a apoyar o no las últimas cuentas del Estado de la legislatura, a pocos meses de la celebración de las elecciones generales del 2008.

Ni Rodríguez Zapatero ni Solbes quieren que la última negociación presupuestaria de este mandato desencadene una subasta reivindicativa que, convenientemente explotada por los dirigentes del Partido Popular, pueda acarrearle al PSOE un nuevo desgaste electoral.

MARGEN PARA HABLAR Por eso el mensaje que el Ejecutivo ha transmitido a sus aliados es que, merced al crecimiento económico, habrá margen para negociar, siempre que no planteen exigencias imposibles de satisfacer. La respuesta, para el Gobierno, sí ha sido satisfactoria.

A los socios de los socialistas, la mayoría nacionalistas, tampoco les entusiasma la idea de que el trasiego de enmiendas sobre inversiones territoriales dé alas al presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, con el consiguiente riesgo de una victoria electoral del PP.

A este factor se une la ventaja de que dispone el Gobierno presidido por Zapatero al tener un amplio abanico de potenciales aliados en el hemiciclo, un hecho que le permitirá prescindir de aquel que eleve en exceso el listón de sus reivindicaciones. Tal sería el caso de ERC, siempre en pugna con CiU, o de Coalición Canaria, maridada con los populares para seguir gobernando el archipiélago.