José Luis Rodríguez Zapatero llenó ayer una iglesia, la desacralizada de San Pedro Mártir, en Toledo. Fuese por provocación, dadas las tensiones con la Conferencia Episcopal, o por pura conveniencia, el candidato del PSOE escogió un marco atípico para exponer sus promesas sobre políticas de familia. El altar se convirtió en un escenario rojo, el púlpito fue sustituido por un atril y los socialistas fieles abarrotaron el templo mientras Zapatero proclamaba sus Motivos para creer , con un crucifijo al fondo. Una imagen curiosa.

El candidato socialista centró su discurso o sermón en anunciar sus principales compromisos para ampliar las prestaciones que reciben las familias españolas, sobre todo, las más desfavorecidas. Les aseguró que si gana el 9-M ampliará las ayudas de la Seguridad Social a las que no superen los 15.000 euros al año --actualmente el tope está en 11.000--. En el caso de las familias numerosas, el límite de ingresos se situará en los 20.000 euros. En total se beneficiarían un millón de hogares, 400.000 más que ahora.

Estas prestaciones directas son de 500 euros anuales por cada hijo menor de 3 años y de 300 hasta que cumpla los 18. Si se trata de un hijo menor de edad y discapacitado, la ayuda alcanza los 1.000 euros.

SEGUNDO INCREMENTO Si Zapatero gana y cumple su palabra, será la segunda vez que el PSOE incrementa el tope de renta familiar para aspirar a esta prestación, ya que el año pasado, aprovechando el cheque de 2.500 euros por nacimiento o adopción, se elevó el umbral de los 9.300 euros anuales hasta los actuales 11.000.

El candidato socialista enmarcó su compromiso en la defensa de los colectivos más desamparados y lo contrapuso a la apuesta del PP por favorecer a las clases acomodadas. Y, de paso, criticó a Manuel Pizarro, número dos de la lista de Mariano Rajoy. "Solo saben de salarios máximos, como ese Pizarro que ha fichado para que lleve la economía del país", ironizó.

El secretario de Política Económica del PP, Miguel Arias Cañete, también tuvo su ración: "Para la derecha, la gente que cobra el salario mínimo es invisible, como los camareros para Cañete", añadió para denunciar el "clasismo" de los populares. Zapatero les acusó de representar un proyecto autoritario, antisocial y antiguo, el de "una España que se fue y no volverá a ser jamás".

OPTIMISMO Zapatero insistió en su visión optimista sobre la situación económica. No se inmutó cuando una señora del público se quejó en voz alta de "lo cara que está la cesta de la compra" pero él aprovechó para insistir: "A los poderosos no les va a afectar nada si hay desaceleración económica". "Nosotros sabemos a los que tenemos que ayudar", concluyó.