El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, reclamó hoy más "ambición" a la UE para controlar los flujos migratorios, cooperar judicial y policialmente frente al terrorismo, abrir las economías nacionales y extender derechos sociales. Zapatero intervino, por primera vez, ante el pleno del Parlamento Europeo invitado a un debate sobre el futuro de la UE y se presentó como un "europeísta convencido y militante", presidente de un país "profundamente europeísta".

Tras recordar que España "debe mucho a Europa", apostó por una unión social, "de valores, con sustancia política, eficaz", abierta al mundo y con una política de defensa común que le permita intervenir "activa y autónomamente" para preservar la paz y la seguridad internacional bajo el mandato de la ONU. Zapatero presentó ante los europarlamentarios el "intenso" periodo de crecimiento económico que atraviesa España, avanzó que convergerá plenamente con la renta per cápita europea antes de 2010, fecha inicialmente prevista y defendió los nuevos derechos garantizados por leyes como la de igualdad o la del matrimonio entre homosexuales.

"Durante largo tiempo sólo podíamos afirmar que, si avanzaba Europa, lo haría España. Creo poder decir hoy, con orgullo, pero con humildad, que si avanza España, como lo ha hecho, ha avanzado también Europa", manifestó. Buena parte de su discurso estuvo dedicado a la política europea de inmigración. Defendió así la necesidad de poner en marcha instrumentos de integración que hagan a Europa "más digna, más libre y más segura", apostó por cooperar con los países de origen y reclamó medios adecuados para controlar las fronteras exteriores, porque, dijo, "queda mucho por hacer".

Junto a esta cuestión, destacó el gran reto de prevenir y combatir el terrorismo internacional y el crimen organizado. "Seamos más ambiciosos en nuestra cooperación policial y judicial. España, por nuestra dolorosa experiencia, sabe de la necesidad vital de la acción solidaria y siempre estará a la vanguardia de esta política", aseguró.

En el ámbito económico, consideró que los países miembros no pueden retrasar la apertura y modernización de sus economías y respaldó también políticas de solidaridad entre los Estados miembros, como las que en su día beneficiaron a España. "Nuestro éxito ha de medirse por nuestra capacidad para seguir creciendo con solidaridad y cohesión", afirmó. Además, mostró su respaldo a "una verdadera política energética, con un mercado único" y dotado de un sistema bien articulado de interconexiones.

La UE, un modelo a seguir

Al hacer referencia al papel de Europa en la esfera internacional, el jefe del Ejecutivo español abogó por extender los derechos de los que disfrutan los europeos, porque la UE, dijo, tiene "una misión en el mundo". A su juicio, hay que avanzar en la integración, teniendo en cuenta que "desde la óptica estrecha de las fronteras, desde el particularismo de los intereses nacionales, caeríamos inevitablemente en la impotencia y en la irrelevancia".

Zapatero estimó que con el nuevo Tratado se dispondrá de instrumentos eficaces para la política exterior común y advirtió a los diputados de que Europa se juega mucho en sus relaciones con los países de la orilla Sur del Mediterráneo. En este contexto, abogó por una UE que respete la diferencia, que ofrezca sus valores sin imponerlos y que trabaje con el mundo islámico a través del diálogo.

No quiso olvidar tampoco a América Latina, con la que Europa, subrayó, debe "multiplicar" sus relaciones e impulsar las negociaciones de acuerdos de asociación con los distintos grupos regionales. El presidente del Gobierno español recordó que España ratificó la fallida Constitución Europea y, tras elogiar su flexibilidad para que se consensuara un nuevo Tratado, se mostró convencido de que la Unión "superará una vez más nuestras expectativas".