Nada de nada. No hubo Día del Tren Digno esta vez en Extremadura. El 18-N pasó sin pena ni gloria. A pesar de la reivindicación y el ímpetu de otros años, en esta ocasión no se alzó la voz.

Volviendo la vista atrás, tras una insoportable acumulación de promesas incumplidas (desde 2002, con José María Aznar como presidente del Gobierno), la región, por fin, se unió para salir a la calle y exigir un ferrocarril del siglo XXI. Ni más ni menos.

La semilla se puso en Badajoz. Allí se organizó la primera protesta a la que acudieron casi tres mil personas. Fue el 22 de octubre de 2016. La organización corrió a cargo del entonces recién creado Pacto por el Ferrocarril, que en aquel momento incluía a todos los partidos políticos, los sindicatos y la patronal; después se sumaron los ayuntamientos (ahora tanto Podemos como el PP ya se han ido).

En 2017 se apostó por un escenario más ambicioso: Madrid. Se organizó una gran manifestación en la que participaron miles de vecinos de diversos municipios de la región. La reivindicación extremeña retumbó bien fuerte en la capital (el antecedente de una movilización así estaba en Valdecaballeros, cuando hubo oposición a la central nuclear). Su fecha, el 18 de noviembre, el 18-N, se convirtió en símbolo.

Hasta tal punto que ese mismo día se repitió la protesta el año pasado. Pero esta vez los lemas se quedaron en Cáceres. La cita fue igualmente populosa pero el efecto resultó menor. El PP, que se había opuesto a las dos concentraciones anteriores (básicamente porque era Mariano Rajoy el inquilino de Moncloa) esta vez sí quiso que las pancartas llegaran a Madrid (con Pedro Sánchez allí). De hecho, un día antes de la de Cáceres, el sábado 17 de noviembre, organizaron ellos mismos otra en la capital madrileña como acto reivindicativo.

¿Qué motivó que Extremadura sumara fuerzas para una causa común? La sensación de abandono traducida en la deficiente red ferroviaria (calentaron el ambiente las demoras continuas en los trayectos por las averías mecánicas, la falta de maquinista, de gasoil... También ayudaron los vagones ardiendo o los pasajeros tirados en medio de un secarral en pleno verano, o atrapados en la vía sin luz ni calefacción en una noche de invierno).

Los plazos no se cumplen

Pero, ¿y este 2019? Nada de nada. Ni ápice de protesta, ni siquiera después de que desde el Ministerio de Fomento se confirmara que los plazos no se cumplen y que habrá un nuevo retraso... de dos años otra vez.

Volviendo de nuevo la vista atrás, la historia del AVE extremeño está llena de compromisos que no llegan, de palabras vacías, de fechas que no se cumplen. Desde aquel anuncio de Aznar en 2002 han sido muchos los espejismos.

A mediados de 2013 la entonces ministra de Fomento Ana Pastor (PP) anunció que los extremeños ya no tendrían AVE, sino un tren de altas prestaciones que conectaría Madrid y Badajoz en 3 horas y 35 minutos. Ese nuevo servicio empezaría a funcionar en 2015. Pero llegó 2015 y el servicio ferroviario seguía igual. Desde Fomento fueron lanzando nuevas fechas y posponiéndolas.

Hasta que en 2017 vino otro ministro del PP, Íñigo de la Serna, para visitar las mismas obras que Pastor. Por supuesto trajo otra promesa bajo el brazo: tren rápido (así lo llamó esa vez) para 2019 y, como novedad, electrificación en 2020. Pero tampoco ha podido ser.

Si justo antes de las elecciones el ministro de Fomento, José Luis Ábalos (PSOE), aseguraba en Badajoz que se cumplirían esos plazos previstos, ni una semana después de los comicios ha tenido que venir a Mérida el propio Secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Pedro Saura, para manifestar justo lo contrario: la obra del tren no estará lista hasta finales de 2020, lo que aplaza su puesta en funcionamiento (y la electrificación) a 2021. Otra demora más que se veía venir pero que no han reconocido hasta último momento.

La consejera de Movilidad, Transporte y Vivienda, Leire Iglesias, lo justificó argumentando que se aplaza «para que haya doble vía entre Mérida y Cáceres», lo que implica que ese doble carril existirá en todo el recorrido Badajoz-Plasencia.

Ante esta realidad, el presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, tildó de «vergüenza» que la reunión del pasado viernes en Mérida, donde se confirmaron los retrasos, «se haya convertido en el pacto de silencio por el ferrocarril». «¿Y la manifa pa’ cuando?», agregó.

No pueden los populares sacar pecho en este terreno, su partido acumula igualmente promesas incumplidas.

El tren sigue sin llegar.