Fin de semana, varias víctimas jóvenes y una noche de fiesta que acaba de manera trágica. Las tres circunstancias, presentes en el accidente de ayer, han sido recurrentes en algunos de los peores siniestros de tráfico sucedidos en las carreteras de la región durante los últimos años.

Especialmente dramáticos son los paralelismos entre el siniestro de Guadiana del Caudillo y otro que tuvo lugar en febrero del 2001 a poco más de treinta kilómetros de esta localidad pacense. Tres jóvenes, de entre 18 y 27 años, fallecieron después de que el turismo en el que circulaban se precipitase por el badén de Talavera la Real y cayese al río Guadiana. En el coche viajaban otras tres personas que lograron salvar la vida. Todos eran de Badajoz y estaban celebrando esa noche una despedida de soltero. Precisamente, entre los fallecidos estaba quien en solo unos días iba a contraer matrimonio y las otras dos víctimas eran hermanos de su novia.

También en las aguas del río Guadiana pereció ahogado, tres años después, un joven matrimonio pacense --tenían los dos 32 años-- que volvía de festejar una boda. Su turismo circulaba por el puente de la Universidad, en Badajoz, cuando, por causas desconocidas, invadió el carril contrario, superó el alto bordillo, rompió el pretil y se precipitó al vacío. La pareja tenía un niño de dos años.

El exceso de velocidad fue posiblemente la principal causa de otro terrible siniestro que acabo con la vida de tres mujeres en abril del 2004 en Cáceres. Fue en el polígono de la Charca Musia, en la carretera EX-206 (Cáceres-Villanueva de la Serena) y se produjo a la vuelta de un viaje que habían hecho a Don Benito para ver a una amiga. Su coche se empotró contra la pared de una nave y comenzó a arder calcinando a las jóvenes, pertenecientes a familias muy conocidas en la capital cacereña. Las tres, de 19, 24 y 31 años, eran jugadoras del equipo de fútbol femenino de la Asociación Deportiva Puente de San Francisco.