--¿Conoce bien Extremadura?

--Cuando fui presidente del Insalud me conocí todos los hospitales y la buena gente que hay aquí. Además, en verano cuatro o cinco años he venido a pasar los últimos días de agosto a un monasterio, un hotel, que hay entre Badajoz y Mérida, para ver encinas y escuchar el silencio de Extremadura.

--Ese paso por el Insalud le sirvió para entablar una amistad con el actual presidente extremeño. ¿La mantiene?

--Coincidimos en el Consejo Interterritorial de Salud cuando yo presidía el Insalud y él era consejero de Sanidad, todavía no estaban transferidas las competencias a Extremadura, y el destino quiso que ambos hayamos ganado las elecciones en nuestras respectivas comunidades, y tengo un buen recuerdo del presidente de la Junta de Extremadura desde el punto de vista personal, no político, obviamente. Hay una buena relación personal. Pero, estoy aquí apoyando a mi amigo Monago para que sea presidente de la Junta de Extremadura, y estoy convencido de que Guillermo prefiere serlo él.

--¿Piensa que lo conseguirá?

--Es evidente que el PSOE es un partido que representa al pasado, tiene un despiste general y se está desplomando. Necesitaría pasar al banquillo y replantearse muchas cosas, porque lleva todo el tiempo gobernando en Extremadura y eso es malo para el propio PSOE y, sobre todo, no es bueno para el pueblo extremeño. José Antonio (Monago) se ha hecho de abajo a arriba, y eso es lo fundamental como persona y como político. El PP nunca lo ha tenido fácil en Extremadura y le planteo que tenga la misma ilusión por un cambio que la que nosotros teníamos en Galicia cuando nos presentamos a las elecciones. Percibo un enorme interés por estar pegado a la calle, de gentes que se manchan los zapatos trabajando y diciendo humildemente, pero de forma muy orgullosa, yo soy del PP. Extremadura sabe que la única receta política a la crisis es el PP y creo que se merece una oportunidad de cambio.

--Galicia y Extremadura tienen muchas cosas en común, una de ellas es que ambas esperan la llegada del AVE...

--En Galicia nos dijeron que llegaría en el 2009, después en el 2010, más tarde en el 2012, y he tenido que pactar con el actual Ministerio de Fomento el AVE gallego en el 2015. Es muy similar a las distintas fechas que se han ido posponiendo en Extremadura. La verdad es que nos han engañado en política económica y en las grandes infraestructuras. Además, coincide también que son comunidades en las que la renta está por debajo de la media, y donde el sistema de financiación les perjudica, en favor del PSOE de Cataluña y de Esquerra Republicana.

--En su tierra, como en la comunidad extremeña, también buscan un acuerdo para la fusión de las cajas de ahorro...

--Nosotros estamos planteando que las cajas gallegas, si hay solvencia, es mejor tener una caja que no tenerla. Eso es bueno para las comunidades autónomas. Hemos hecho una auditoría externa que confirma que las cajas gallegas unidas sería la quinta caja de España. Si hay solvencia, es bueno que las cajas se unan para hacer una caja más fuerte en un territorio, al menos para Galicia.

--¿Qué le parece la propuesta lanzada desde Extremadura para acoger a niños haitianos huérfanos?

--Creo que la sociedad civil es muy madura y todo lo que son actitudes de acogida y solidaridad es bueno, pero los gobiernos no debemos dirigir la vida privada de las personas. Me parece una buena iniciativa que las familias ayuden a los países en un momento de dificultad.

--Y la polémica suscitada en Vic en torno a los inmigrantes. ¿Podría ocurrir algo así en algún ayuntamiento gallego?

--Imagínese si eso ocurre con un gobierno del PP. Lo que no se puede decir es una cosa y su contraria. No se puede decir en las leyes de régimen local que se ha de empadronar a los extranjeros no legales y, a la vez, en la ley de extranjería decir que no se puede legalizar a los que no tienen papeles. Esa contradicción produce estas tensiones. Los ayuntamientos no pueden financiar los servicios públicos por el desplome de sus ingresos, y la crisis en España nos lleva dos años de ventaja. Lo que es necesario en política de extranjería es tener una ley clara y después actuar.

--También hay otra polémica, esta lingüística, en su tierra...

--Hay un planteamiento nacionalista de la lengua y otro más pegado a la libertad de la lengua. El PSOE en Galicia gobierna en todos los sitios con los nacionalistas y no les ha quedado más remedio que plantear su apoyo. Nosotros hemos hecho una consulta a más de 330.000 familias con hijos en edad escolar y en la que sale que la mayoría quiere un bilingüismo entre el gallego y el castellano. Planteamos una garantía del 50% de asignaturas en gallego y en castellano, y un horizonte de introducción de una tercera lengua en la enseñanza, el inglés, para que a medio plazo tengamos un tercio en castellano, un tercio en gallego y un tercio en inglés. Hay un modelo de imposición, pero a nosotros nos gusta el de la libertad, el del bilingüismo. Galicia fue, es y será bilingüe. Los gallegos utilizamos las dos lenguas y cuando queremos, por lo tanto la cordialidad de las lenguas en la calle es la que tenemos que instaurar en las aulas. Pero, el Partido Socialista en Galicia no tiene libertad en este momento para tener una política lingüística.