"De capa caída". Así está el negocio que regenta Antonio Montero desde hace 19 años en Cáceres. En todo este tiempo la Pastelería Auri, situada en la calle Rodríguez Moñino, no ha vivido nunca una situación tan crítica como ahora.

"Estamos perdiendo dinero todos los meses, no cubrimos los gastos que tiene el negocio. Llevamos así desde hace tres años y ya hemos agotado todos los recursos para seguir abiertos tirando de familiares y amigos incluso". Así han ido salvando el negocio hasta la fecha, "pero no podemos continuar mucho más tiempo así", cuenta Montero.

"No hay mucha esperanza. La única solución sería que fluyera el dinero pero la gente no gasta, tiene miedo y esto no es un artículo de primera necesidad. Lo veo muy crudo, la verdad. A los autónomos nos tienen acribillados, no tenemos derecho ni a ponernos malo un día ni a paro".

Antonio reconoce que un préstamo sea de 15.000 o de 30.000 euros, como los que plantea el Gobierno regional ahora para salvar a los empresarios en quiebra, no le ayudaría mucho a remontar el negocio que regenta. "Al final es un dinero prestado y tienes que devolverlo, yo no lo veo muy factible. La solución ante este problema complicado que vivimos muchos autónomos son ayudas a fondo perdido, eso sí podría mantenernos ahora mismo".

Mientras, su única solución pasa por cerrar y emigrar a Londres, donde asegura que hay demanda de su oficio. "No me da ningún temor irme aunque no conozco el idioma. Trataré por todos los medios de salvar esto, pero esta situación ya desmotiva. Además, por mucho que intentemos aguantar yo creo que la situación va a seguir estando igual por lo menos cinco años más y así es difícil quedarse aquí".