TUtn jefe, un padre o un maestro en general puede elegir escuchar o mandar a su colaborador, hijo o alumno. Da vértigo esta elección por las consecuencias de la misma. El saber "bailar" entre la escucha y el "ordeno y mando" es una de las cualidades que debe tener todo jefe, padre o docente. En definitiva, todo líder.

Denostamos el mando en general. Creemos que es malo mandar cuando lo que tengo que hacer es escuchar. Pero no somos conscientes que es igual de malo que escuchar cuando lo que tengo que hacer es mandar. Muchos de nuestros resultados como líderes han sido malos por no haber sabido dar una orden a tiempo.

¿Qué hubiese sido de este país sin presidentes que impusieran leyes y acciones que nosotros no queríamos? ¿Qué hubiese sido de este país si se hubiese hecho la voluntad popular?. Digo, después de las urnas. Adolfo Suárez tomó muchas decisiones sin escucharnos. Menos mal. Por ejemplo, no escuchó al pueblo cuando legaliza el Partido Comunista o cuando lidera algunos pactos.

Ahora, no te puedes equivocar cuando mandas porque puedes "destrozar" al otro. Tu hijo, tu alumno, el ciudadano. ¿Cuándo elegir el mando? Cuando el otro, al que mandas, no tiene competencias para decidir y está muy motivado. Vamos, es un "tonto motivado". Estos son muy peligrosos en la empresa, como alumnos o en la familia. A estos hay que mostrarles el camino para que no nos la líen.

Alguien suele estar así, incluido tú estimado lector, cuando inicia una tarea. Al inicio lo que te pasa es que no sabes que no sabes y por tanto estás muy motivado y tienes mucho peligro. Por ejemplo, antes de conducir por primera vez o cuando un país inicia la senda de la democracia. En estos casos se necesitan líderes firmes, con ciertas dosis de mando.

Con el resto, escucha primero. Si quieres algunas técnicas para escuchar, sigue comprando el periódico y la semana que viene seguimos conversando. Yo mandando y tu querido lector, escuchando.

Y a ti. ¿te da miedo mandar?