Basta con alejarse de la ciudad, alzar la vista y si la fortuna sonríe, el firmamento responderá con un fogonazo brillante y fugaz. La tradicional lluvia de Perseidas que asolaba cielos extremeños esta semana pasada y servía de distracción para los curiosos ojeadores de la esfera ha querido dejar sus últimos rescoldos en Almaraz el lunes. Una brillante bola de fuego atravesó en plena madrugada la provincia cacereña y se desintegró a más de 85 kilómetros de altura sobre la central nuclear cacereña.

El impacto fue recogido por los detectores que la Universidad de Huelva ubica en el Complejo Astronómico de La Hita y según los registros de los investigadores, se trata de un fragmento de un cometa que chocó contra la atmósfera a la meteórica velocidad de "95.000 kilómetros por hora". La impactante bola de fuego es el resultado de la violenta colisión contra la bóveda celeste.

Hasta el momento, la Red de Investigación sobre meteoritos y bólidos --el nombre que reciben las bolas de fuego procedentes de fragmentos de cometas y asteroides--, contabiliza en su registro hasta nueve impactos de partículas que han podido observarse en Extremadura desde enero. Los informes del año pasado suman más de una treintena de colisiones de partículas que desaparecen al llegar a la tierra y dejan una estela dorada que en algunas ocasiones puede ser visible hasta más de "veinte minutos", asevera a este diario Francisco Violat, portavoz del Club de Asesores Astronómicos Cacereños, un colectivo que observa el cielo extremeños desde los años ochenta.

Tres fechas clave

Aunque Violat apunta que la bola de fuego de Almaraz pertenece a "últimos coletazos de la lluvia de estrellas de agosto", asevera que no es raro ni difícil encontrar partículas en Extremadura. La escasa contaminación lumínica y física --humos-- permite a la región convertirse en un espacio perfecto para la observación del cielo. En Madrid o Barcelona es imposible, pero en Extremadura es suficiente con alejarse dos o tres kilómetros de las grandes zonas de población como Plasencia, Badajoz o Cáceres para poder cazar algún astro, añade el experto.

No obstante, si el interés es ojear asteroides con la frecuencia de las famosas y pasadas esferas de Perseo, Violat pone sobre la mesa dos fechas clave más, las Leónidas en noviembre y las Gemínidas en diciembre. No son fechas tan apetecibles, advierte, pero un buen abrigo y la vista al cielo harán el resto.