Agentes de la Guardia Civil detuvieron la madrugada del pasado martes 2 de marzo a 17 delincuentes que conformaban un grupo organizado dedicado a asaltar y secuestrar camiones para robarles la mercancía que transportaban, para lo cual se hacían pasar por policías locales, guardias civiles o vigilantes de seguridad. La banda operaba en Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha y Asturias, según confirmó ayer la Guardia Civil en una nota prensa.

La operación, denominada Junco se ha llevada a cabo en Madrid, Avila y Sevilla y, aparte de las detenciones, se ha saldado con la incautación de joyas, electrodomésticos, quince vehículos de alta gama, una pistola, un revólver, así como abundante material utilizado para la comisión de los robos, como chalecos antibalas, inhibidores de frecuencia, rotativos luminosos o grilletes. Además de en Extremadura, el grupo actuaba en Madrid, Castilla La Mancha y Asturias. Las investigaciones se iniciaron en octubre del pasado año tras la comisión de varios robos con violencia en la provincia de Toledo, que podían haber sido llevados a cabo por un grupo especializado.

Tras las primeras averiguaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil, se pudo confirmar que se trataba de un grupo organizado y jerarquizado, distribuido en tres células especializadas todas ellas en robos con violencia, pero con diferentes formas de actuar. Una de las células del grupo se dedicaba a asaltar a transportistas, a los que secuestraban para hacerse con su mercancía. Para ello, vestidos con uniformes de policías locales, guardias civiles o vigilantes de seguridad, les obligaban a parar y bajar del camión con la excusa de que iban a inspeccionar la carga.

A OTRO VEHICULO Una vez que el conductor había bajado del camión, lo forzaban y le obligaban a subir a uno de los vehículos del grupo, en el que permanecía secuestrado circulando por diferentes carreteras con abundante tráfico, para no despertar sospechas.

Durante este tiempo el resto de integrantes de la célula se llevaban el camión a algún lugar apartado y lo desvalijaban. Una vez finalizada esta operación, que en ocasiones se prolongaba durante más de una hora, soltaban al transportista. Si era necesario, para retenerlo por la fuerza no dudaban en emplear la violencia. Los camiones seleccionados por el grupo normalmente transportaban material informático, electrodomésticos, videoconsolas, etcétera, con destino a grandes superficies.

Otra de las células del grupo seguía este mismo modus operandi , si bien no se hacían pasar por agentes, sino que directamente cruzaban sus vehículos en la carretera para obligar a los camiones a detenerse. A continuación, también mediante el uso de la fuerza secuestraban a los transportistas y seguían el mismo procedimiento hasta que desvalijaban los camiones.

BUTRONES La tercera de las células del grupo se dedicaba a cometer robos por el procedimiento del butrón en joyerías, administraciones de lotería o salas de cine, de donde se llevaban las cajas fuertes para desvalijarlas. Antes de acceder a los locales inutilizaban las alarmas mediante inhibidores de frecuencia. En la mayoría de las ocasiones los miembros del grupo contaban con la información que les facilitaban algunos empleados de los propios locales y que han sido detenidos. El género que conseguían en sus robos era rápidamente vendido a receptadores para no ser descubiertos por las fuerzas de seguridad.

Los 17 detenidos son en su mayoría españoles, de edades comprendidas entre 20 y 35 años. Muchos de ellos tenían antecedentes por haber pertenecido a peligrosas bandas organizadas y a alguno le constaban antecedentes por homicidio. Se han practicado catorce registros en Madrid y uno en las localidades de Pinto, Seseña y Navaluenga.