No hay conversación sobre la salida de la crisis que mantenga en los últimos tiempos que no termine derivando en una pregunta: ¿y los políticos por qué no se recortan? Da igual que se hayan congelado el sueldo, que subasten coches oficiales o que se impongan un límite a sus móviles, que el ciudadano de a pie pide más, mucho más. Es la eterna reforma de la administración, esa que en España se ha ido creando a base de hechos consumados, en ocasiones sin valorar su eficiencia y las necesidades. No es raro que en la encuesta del CIS del viernes baje nuevamente el número de ciudadanos que defienden el actual Estado de las Autonomías (31%), frente a los que volverían al estado central (23,6%) y a los que desearían que las comunidades fueran más autónomas (12%).

En Extremadura tenemos un buen ejemplo de que el sistema autonómico ha sido positivo para el desarrollo, crisis aparte, aunque la pregunta es si todas las administraciones que tenemos ahora son necesarias, empezando por las diputaciones provinciales, ese ente decimonónico que consiguió sobrevivir a la Transición y a las autonomías en la mayoría de regiones. En las uniprovinciales, como Madrid, Cantabria y Murcia ya no existen, y nadie parece haberlas echado en falta... En el resto, bastaría con traspasar sus competencias a los gobiernos regionales y ya tendríamos una administración menos... El gobierno, por el contrario, anunció el fin de las mancomunidades y las entidades locales menores, aunque la propuesta sigue en el cajón.

XUNOx de los problemas del sistema autonómico, el del llamado "café para todos", es que cada uno quiso llenarse la taza al menos como el de al lado, sin mirar sus necesidades. Así que si mi vecino construye un aeropuerto, yo voy detrás, y si tal universidad incorpora 3 nuevas carreras, la mía tendrá 4... El ejemplo fue el estatuto valenciano y la famosa cláusula Camps : cualquier ampliación de competencias en otra comunidad autónoma se aplicará en la Comunidad Valenciana. El "café para todos" por narices, aunque no necesites esa taza...

En Extremadura esta semana se ha escuchado mucho esta expresión del "café para todos", e incluso hemos ido más allá pidiendo un "café con leche" de la tierra. Todo, a cuenta del déficit y de la más que posible flexibilización del objetivo a las comunidades que no cumplieron el año pasado, como Cataluña, Valencia, Baleares o Andalucía. El presidente Monago está en contra, y personalizando una vez más en el presidente catalán, ha sido claro en el fondo, y no tanto en la forma: "No se trata de darle más a Mas sino más al que más ha hecho y menos al que no hizo más, es decir, al señor Mas".

XEL DEFICITx a la carta a los incumplidores preocupa y mucho al gobierno extremeño, no ya por considerarlo injusto con quienes cumplieron, sino porque saldríamos perjudicados: si Cataluña o Valencia tienen más margen será a costa de que otras comunidades, como Extremadura, tenga menos, y con la EPA de la semana pasada y 182.000 parados es inaplazable disponer de todos los recursos posibles para atajar el principal problema de la región, aunque ello suponga saltarse el guión de la austeridad que el ejecutivo extremeño ha defendido hasta ahora. Monago propone así un "déficit estratégico" sólo para 2013 que iría destinado a impulsar políticas de crecimiento, a costa de las críticas por no haberlo hecho en 2012 llegando al 1,5% permitido en lugar de quedarse en el 0,69 final.

Ahora, como en el juego de la soga, toca tirar del otro extremo de la cuerda que sostienen desde el Mediterráneo Mas, Fabra o Bauzá . Extremadura no está sola en este lado, y cuenta con Galicia, Castilla y León y Madrid, además de con argumentos de peso, como la propuesta de "déficit objetivo" en relación al presupuesto y no al PIB. Y es que no parece lógico que regiones con un PIB alto en relación a su presupuesto tengan más margen de déficit real que otras. Al final, Madrid financia con el déficit el 8% de su presupuesto y Extremadura el 2,5%. Si no sale esta propuesta, lo que parece difícil, la región pide "café para todos", y si tampoco, pues soltamos la cuerda y pedimos "café con leche", la metáfora empleada por el consejero Antonio Fernández para decir que pondríamos nosotros mismos nuestro objetivo de "déficit estratégico". Rebelión a la vista.

XA MONTOROx no debe de haberle gustado ni un pelo este "café con leche" extremeño, una amenaza en toda regla para el ministro, últimamente más preocupado del "fuego amigo", que es el que realmente hace daño. Aunque yo me pregunto, ¿qué pasaría si Mas, Fabra o Griñán dijeran que pasan del ministro y se marcaran sus propios objetivos? Pues a efectos prácticos y si el conjunto cumple, como en 2012, realmente nada. Bueno, sí, podrían darles un premio para 2014. Pero ¿y si el conjunto no cumple? Tendríamos que asumir entonces que en algo tenemos superávit: en malos políticos...