Hace unos días pudo morir ahogado en las aguas del canal de Navalvillar de Pela y ahora está haciendo las maletas para empezar una nueva vida con una familia de acogida en Holanda, donde seguro, dada su experiencia, procurará tener más cuidado en un país donde abundan los canales urbanos. Es la historia de Félix, el galgo que el pasado domingo fue rescatado por dos guardias civiles del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) de Don Benito, Antonio Ruiz y su compañero.

El rescate del galgo, que posteriormente recibió el nombre de uno de sus ángeles de la guarda, Félix, "no fue fácil", recuerda Antonio Ruiz. "Debido a la inclinación de la rampa del canal estaba atrapado en el agua, pero el perro ayudó en todo momento. Es estupendo". Su buena disposición y serenidad fue crucial para que no sufriera más heridas de las que se hizo en las patas con el roce del cemento. "En ningún momento mostró agresividad aunque sintiera miedo, al contrario, colaboró mucho en su rescate", asegura Ruiz.

"Estaba helado y herido"

El agua aquel día estaba más fría de lo habitual. Estaba nevando en prácticamente toda Extremadura y el animal llevaba en el canal posiblemente "bastantes horas". "Cuando sacamos al animal del agua estaba helado, mi compañero Félix se dio unas carreras con él por la zona para que entrara en calor". Desde el día de su rescate hasta que emprenda su viaje a Holanda, donde los galgos son muy codiciados, Félix se refugia en la protectora de animales y plantas Prado de Don Benito, donde se recupera tras el salvamento. "Lo llevamos a la protectora puesto que no tenía microchip identificativo", apunta el guardia civil.

Allí se ocupó de él uno de los miembros de Prado con especial cariño, Fernando Jaramillo. "Cuando llegó tenía las patas ensangrentadas y su temperatura corporal era muy baja". Barajan que el animal cayera al canal por un descuido durante el transcurso de una cacería, o incluso que pudiera haber sido arrojado al canal por el que fue su dueño, ya que estas situaciones, aseguran desde la protectora, tristemente suceden a menudo.

Sea como sea, a Félix, de entre dos o tres años de edad, le ha cambiado la vida. El día 22 viajará hasta Barcelona y se alojará unos días en la protectora internacional Pro Galgo que ha ayudado a su reubicación, hasta tener la documentación disponible y viajar a su nuevo país, donde le espera impaciente su familia.