El azud del Guadiana registró ayer por la tarde más de 4.000 metros cúbicos por segundo, un caudal que se aproximaba al de la trágica noche de noviembre del 97 durante la riada, cuando se alcanzaron 4.200 metros cúbicos. El dato fue aportado ayer por el Delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias, tras acercarse al río con el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), José Díaz Mora.

A última hora de la tarde de ayer, los ojos del puente de la Autonomía estaban casi cubiertos, aunque según informaron los bomberos, la crecida se estabilizó. Pero eran tantos los curiosos que se asomaban a ver el río, que se produjeron atascos. Sí se desbordó el arroyo Rivillas en la desembocadura, anegando el parque y cubriéndolo hasta casi rozar la pasarela construida junto a Circunvalación.

Tras lo ocurrido en Barbaño, el riesgo de inundaciones por la crecida del Guadiana se centró en Badajoz. El director general de Interior de la Junta de Extremadura, Saturnino Corchero, señaló que en la capital pacense se podrían producir pequeños desbordamientos que afectarían a pequeñas construcciones agrícolas e industriales.

Una de las zonas "más preocupantes" era la de Río Caya, donde ayer permanecía una familia de ocho miembros que se negaron a ser rescatados en helicóptero por la mañana. Sí fueron evacuadas una madre y su hija que quedaron aisladas en una casa rural de Novelda, aunque el padre optó por permanecer en la finca. El principal punto de "incertidumbre" se vivió ayer en el poblado de Balboa, donde en 1997 sufrieron también la riada por el desbordamiento del Limonetes. Un puesto avanzado estaba preparado en el aeropuerto por si surgiese la necesidad del desalojo, así como en Alcazaba.