Primer contacto y primera muestra de rigidez por parte de la empresa. Cetarsa plantea un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectaría a 120 trabajadores: 66 empleados fijos discontinuos y 54 fijos. Los 66 fijos discontinuos serán las 66 personas que tiene contratadas bajo esta fórmula en la planta de fermentación de Coria. Eso es inamovible pese a que los sindicatos solicitaron ayer abrir las prejubilaciones a todos los fijos discontinuos de la compañía, algo que fue rechazado por la empresa.

Dirigentes de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y de Cetarsa se reunieron ayer en Madrid con los representantes de los trabajadores del comité intercentros. Fue una primera toma de contacto para explicarles el plan de reajuste anunciado el lunes a las federaciones nacionales de los sindicatos. No se trataba de iniciar las negociaciones sobre el ERE que plantea la tabaquera y que supondrá la salida del 20% de sus empleados --tiene 567 en total-- y el cierre de la fábrica de Coria. Eso queda para la próxima semana.

Sin embargo los sindicatos ya pusieron ayer sobre la mesa sus primeras propuestas. Entre ellas, abrir las prejubilaciones a los fijos discontinuos de las plantas de Navalmoral, Talayuela, Jaraíz y Jarandilla que, por edad, puedan acogerse a ellas. "La empresa ha dicho que no. En estos momentos plantea prescindir de 66 fijos discontinuos, que serían todos los que hay en Coria", explicó Angel Bodes, secretario general de la sección estatal de CCOO en Cetarsa, tras la reunión.

El encuentro también sirvió para confirmar que el planteamiento de la compañía es cesar la actividad en la fábrica de Coria. Para ello, pretende que el ERE afecte a 80 de sus trabajadores --de una plantilla de entre 85 y 88 personas--, incluidos inexorablemente los 66 fijos discontinuos. Solo se mantendría un grupo de cuatro o cinco empleados para ocuparse de la adquisición y entrega del tabaco en rama producido en la zona. Respecto al inmueble, pasaría a funcionar como un almacén, como ya ocurrió en el 2002 con los centros de trabajo de Jaraíz y Jarandilla. No obstante, Cetarsa no descarta deshacerse de la fábrica si el ayuntamiento encuentra otra actividad industrial que pueda instalarse en ella.

Los sindicatos también manifestaron a los dirigentes de la compañía tabaquera y de SEPI su rechazo frontal a este plan de reajuste: "Hemos hecho hincapié en que una empresa pública que viene recogiendo beneficios año tras año no puede optar por una medida tan drástica y no puede generar discriminación entre sus empleados", apuntó Bodes en referencia a los empleados fijos discontinuos.

CETARSA SE PRONUNCIA Por su parte, Cetarsa emitió ayer un comunicado explicando que la decisión de abordar este "proceso de reajuste de estructura productiva y de personal" se debe a la necesidad de garantizar la viabilidad de la empresa y del grueso de los puestos de trabajo. En esta línea, justificó el cese de la actividad de la fábrica de Coria por la "disminución drástica, del 75%, de la demanda del tabaco burley fermentado (con una previsión de reducción del 100% en los próximos años) en consonancia con la evolución negativa del consumo de cigarrillos negros".

Asimismo, apuntó como otras razones del plan de reajuste la unificación de funciones de asistencia técnica, compra y clasificación industrial --"al ser actividades que se pueden desarrollar por el mismo personal ya que se llevan a cabo de manera estacional"-- y el reajuste del personal administrativo y de estructura. Para ejecutar el ERE propone un plan de prejubilaciones y bajas incentivadas y asegura que este proceso "es condición sine qua non para la continuidad" del sector y "la contribución de la empresa a la optimización de los costes de toda la cadena productiva del tabaco en rama".