"Vino a buscarme a mi casa para que firmara la reagrupación de deudas, le dije que no, pero al final acepté porque me lo pidió mi madre, que quería evitar problemas". A Cipriano Casquero Banesto le exige ahora una deuda de 87.000 euros, casi la mitad de ella procedente de créditos que afirma no haber solicitado. "Llego a ponerse de rodillas para pedirme que firmara", dice en relación a Emilio D, el que fue director de la oficina de esta entidad en Puebla de Obando. Cipriano, en baja permanente por depresión, asegura que durante los últimos tres años sus algo más de 500 euros de pensión se han ido íntegros a pagar estos créditos.