Si por algo destacó el cóctel que se ofreció tras la entrega de galardones fue por la altura personal y deportiva de José Manuel Calderón. El base de los Toronto Raptors fue el más fotografíado de la noche. Todos querían una imagen junto con el deportista de élite más famoso de Extremadura. El nunca dejó de sonreír y se ofreció gustoso a todos los requerimientos de los invitados. Sin duda fue un galardonado de gran altura en todos los sentidos y no sólo por sus 1,91 metros.

La noche transcurrió a ritmo de música clásica. La formación de Laura Castillo (violín), David González (clarinete) y Nuria Cervigón (violonchelo) se ocupó de amenizar la noche en los jardines del hotel Cáceres Golf, con un amplio repertorio que abarcó desde el Canon de Pachelbel hasta el Adagio de Albinoni, entre otras piezas. Los jardines del Cáceres Golf fueron escenario de una agradable velada, con buena temperatura y mejor ambiente entre los cerca de cuatrocientos asistentes. La cocina del hotel volvió a ser protagonista gracias a platos exquisitos. Entre los aperitivos fríos destacaron el jamón cortado in situ, tosta de brandada de bacalao, queso de oveja, canapé de salmón y caviar, cucharita de pimientos y atún, cucharita de zorongollo con bacalao, copita de salmorejo con virutas de jamón. Entre los calientes se sirvieron croquetitas de ave de corral y jamón, croquetitas de boletus y carabineros, espeto de presa ibérica con salsa diabla, saquito de queso de cabra con verduritas y pirulí de gambas.

La noche se remató con unos mini pastelitos y un brochetín de frutas. En el buffet destacan las auténticas esculturas que los cocineros de Cáceres Golf hicieron con las piezas grandes de fruta como las piñas o las sandías. Cada una de ellas lleva al menos un cuarto de hora en esculpirse. Ruth Rodríguez, de Restaurante Orense, se llevó una a casa como trofeo.

Quienes más nerviosos estaban durante el cóctel eran Coro Larequi y Antonio Garzón, propietarios de Bodegas Dehesavieja y autores en el amplio sentido de la palabra del vino tinto reserva que se sirvió a los invitados. El Mansaborá 2006 causó una grata impresión entre los asistentes, que dieron buena cuenta de las 100 botellas servidas.

La noche fue un despliegue de glamur y buen gusto en el vestir en todos los invitados. De todos podría destacarse algún detalle de elegancia, como las originales gafas amarillas de Antonio Macedo, de Formaster Autoescuela Placentina. Muchos fueron los que aguantaron hasta el final y tomaron la última copa en los salones del hotel, donde se departió hasta entrada la madrugada. A la salida se entregó a los asistentes el ESPECIAL EMPRESAS, que ya empezaron a disfrutar.