Endesa e Iberdrola, las dos compañías eléctricas que concentran la mayor parte del mercado eléctrico en la región, detectaron el año pasado 2.742 casos de fraude eléctrico, un 22,4% más que en el ejercicio precedente. Se trata de enganches ilegales a la red eléctrica o de manipulaciones de contadores, unas operaciones realizadas al margen de la legalidad y de la normativa técnica vigente por lo que, se incide desde ambas compañías, ponen en peligro la seguridad de quienes las realizan, a la vez que constituyen un recurso ilegal que abarata la factura eléctrica del que las comete a costa del bolsillo de los demás consumidores.

Los fraudes eléctricos detectados por ambas compañías en Extremadura permitieron recuperar 13,4 millones de kilovatios hora (kWh) el año pasado. «Por ejemplo, si se detectara que un cliente lleva un año enganchado ilegalmente a la red y lo podemos demostrar, Industria nos autoriza a reclamarle económicamente ese año de energía», se indica desde Endesa. En el conjunto del país, apuntan desde Iberdrola, la energía defraudada en el año 2015 se estimó en alrededor de 4.000 millones de kWh, lo que equivale al consumo eléctrico anual de una ciudad de 1,3 millones de habitantes. Si se extrapola este cálculo al caso extremeño, la energía recuperada en la comunidad autónoma sería el equivalente a todo el consumo anual de una población de algo más de unos 4.200 habitantes.

A pesar del aumento en la cifra de actuaciones, la cuantía de la energía recuperada sí que disminuyó respecto al 2014, cuando fueron recuperados 16,5 millones de kWh, con lo que el descenso fue del 18,1%, una vez que el fraude detectado tuvo, de media, una menor entidad.

Una posible razón de esta caída es que el proceso de sustitución de los contadores tradicionales por otros inteligentes —que obliga a que un técnico se desplace al punto de suministro— está consiguiendo sacar a la luz más casos de fraude de pequeños consumidores domésticos, que son los que habitualmente sustraen menores cantidades de energía.

grandes consumidores / En cualquier caso, los datos de ambas eléctricas coinciden en que, por volumen, la mayor parte del fraude cometido se concentra en los grandes consumidores. En cuanto al detectado por Iberdrola, un 84% del que descubrió en el 2015 en España tuvo su origen en empresas y particulares con un elevado nivel de consumo. Por sectores, los industriales y de servicios significaron el 55% de la energía robada, mientras que el 65% del fraude del sector residencial correspondió a particulares de gran consumo.

Muy similares son las cifras de Endesa, que revelan que el 80% del fraude eléctrico fue causado por empresas de diversos sectores industriales y de servicios. Del 20% restante, más del 80% fue debido a particulares que tienen elevados consumos. Tanto en uno como en otro caso, apenas un 1% de la energía defraudada se localizó en viviendas habitadas por familias en una situación económica de vulnerabilidad.

«Con las nuevas tecnologías cada vez será más fácil detectar a los usuarios que cometen fraude eléctrico», resaltan desde Iberdrola, donde también subrayan que este tipo de actuaciones está recogido en el Código Penal y que, en función de la cantidad de electricidad ilegalmente consumida, «puede constituir un delito».